16 cubanos a juicio en Bayamo por alzar su voz en una protesta pacífica en medio de los apagones a gritos de «¡Libertad!»

Redacción

En Cuba, levantar la voz sigue teniendo un precio demasiado alto. Esta vez, la historia viene desde Bayamo, donde 16 ciudadanos están enfrentando un juicio que deja al descubierto, una vez más, cómo el régimen responde con represión a cualquier intento de protesta pacífica.

El proceso comenzó este martes en el Tribunal Municipal Popular de Bayamo, en Granma, y ya genera polémica dentro y fuera de la isla. ¿Los cargos? Una lista interminable que va desde “desórdenes públicos” hasta “instigación a delinquir”. Todo por haber salido a las calles el 17 de marzo de 2024 a gritar lo que muchos sienten y callan: “Libertad”, “Patria y Vida”, “Abajo la dictadura”.

De los 16 acusados, 13 siguen presos de manera provisional, mientras que tres enfrentan medidas restrictivas sin poder salir del país. El juicio avanza por partes, pero la sombra política sobre el proceso es evidente. Al final, lo que está en juego no son solo esos 16 acusados, sino el derecho mismo de los cubanos a protestar.

Recordemos que aquella tarde de marzo de 2024 cientos de bayameses salieron con banderas, himnos y consignas, cansados de los apagones, la falta de comida y la miseria generalizada. La respuesta fue la de siempre: represión. Tropas especiales bloquearon calles, golpearon a manifestantes y llenaron las patrullas de detenidos. Todo quedó grabado y circuló en redes, mostrando una Cuba real que la prensa oficial nunca cuenta.

Lo más irónico es que este juicio llega más de un año después, justo en medio de un país más caliente que nunca. En agosto de 2024, el Observatorio Cubano de Conflictos registró 691 protestas en toda la isla. Sí, casi 700 muestras de inconformidad en un solo mes. Y la receta del gobierno ha sido la misma: represión, cárcel y silencio.

El periodista José Raúl Gallego lo explicó sin pelos en la lengua: este juicio no es solo un proceso legal, es un mensaje. “Lo hacen ahora para intimidar, porque saben que la situación está provocando nuevos estallidos”, dijo. Y agregó algo clave: es importante recordar los nombres de quienes participan en estas farsas judiciales, porque algún día deberán responder por violar derechos humanos básicos.

Lo cierto es que Bayamo no es un caso aislado. Hubo protestas también el 24 de mayo de 2025, y hace poco, el 14 de septiembre en Gibara, donde vecinos se lanzaron a la calle tras pasar más de 24 horas sin electricidad. ¿El resultado? Detenciones nocturnas y la misma narrativa oficial de siempre: “diálogo”. Un diálogo que nadie ha visto.

La represión en Cuba sigue un guion repetido desde el 11J: protestar es un delito, pedir pan o luz es subversión, y exigir libertad es pagar con cárcel. El juicio en Bayamo es solo otra página de un libro que el régimen insiste en escribir con miedo y castigo. Pero la pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo?

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