El pasado 15 de septiembre, dos vuelos procedentes de Toronto con destino a Varadero terminaron de regreso en Canadá, después de que un apagón masivo en Cuba dejara fuera de servicio el radar de control aéreo en La Habana, según denunciaron pasajeros y publicaciones en redes sociales.
Los vuelos afectados fueron el AC1740 de Air Canada Rouge y el WJA2710 de WestJet, ambos registrados en las plataformas de rastreo Flightradar24 y FlightAware con la etiqueta “Diverted” (desviado). En otras palabras: después de horas en el aire, tuvieron que virar para atrás porque el caos eléctrico cubano no les garantizaba seguridad.
Un pasajero canadiense contó en un video difundido en Facebook por el usuario Edmundo Dantés Junior cómo el propio capitán les explicó la situación: “Han perdido toda la energía en La Habana, incluyendo el radar que controla los aviones. Nos han dicho que no es seguro aterrizar y tenemos que regresar a Toronto”. El testimonio dejó a más de uno con la boca abierta, confirmando que el apagón no solo paraliza al pueblo, sino que ahora pone en jaque la entrada de vuelos internacionales.
El perfil Cubanos por el Mundo también señaló que el régimen habría suspendido llegadas debido a la caída del radar. Sin embargo, como ya es costumbre, ninguna autoridad cubana ha dado la cara ni ofrecido una explicación oficial, dejando el tema en un manto de silencio. Ni siquiera las aerolíneas canadienses se han atrevido a confirmar la causa públicamente, aunque los pasajeros ya lo dejaron claro.
La crisis eléctrica que lo arrastra todo
Este bochorno aéreo llega justo en medio de la peor crisis energética de los últimos tiempos en la isla. Apenas cinco días antes, el 10 de septiembre, el país entero quedó a oscuras tras la salida repentina de la termoeléctrica Antonio Guiteras, dejando a millones de cubanos sin luz durante horas. Según el propio régimen, apenas un 5 % del territorio llegó a tener electricidad en los momentos más críticos.
El desastre eléctrico no solo golpea la vida cotidiana con apagones de 12 y 24 horas, pérdida de alimentos y hospitales colapsados. Ahora afecta hasta la seguridad aérea internacional, un nivel de deterioro que evidencia el fracaso total de un sistema incapaz de garantizar servicios básicos ni para su propio pueblo, ni para el turismo, su supuesta “tabla de salvación”.
Mientras el régimen sigue prometiendo “estabilidad” y culpando al bloqueo, la realidad es que el colapso energético se ha convertido en una amenaza directa para la población y hasta para los que intentan llegar a la isla en avión.