El municipio de Cabaiguán, en Sancti Spíritus, amaneció de luto tras conocerse la muerte de un joven identificado como Yasiel Reyes, quien perdió la vida después de recibir un disparo de escopeta en lo que habría sido una discusión familiar que se salió de control.
“Le quitaron la vida con una escopeta”, escribió con dolor una persona cercana en redes sociales, palabras que retratan el espanto que vive la comunidad tras el hecho. La publicación fue compartida en Facebook por la usuaria Arlet Hernández, en el perfil Revolico Cabaiguán, y desde entonces los comentarios no han parado.
Según versiones que circulan en la propia localidad, el conflicto estaría vinculado a la pelea por unas tierras y cuestiones de dinero dentro de la misma familia. Aunque las causas oficiales siguen sin confirmarse, varios vecinos aseguran que el presunto agresor sería el tío de la víctima.
La noticia ha caído como un balde de agua fría entre los pobladores, que describen a Yasiel como un buen hijo, un padre dedicado y un vecino querido por todos. Su muerte no solo deja dolor en su familia, también despierta una profunda indignación en un pueblo que ya carga demasiado con la crisis del día a día.
Lo más alarmante es que, hasta ahora, las autoridades no han ofrecido ninguna versión oficial. Ni una palabra sobre el crimen, ni sobre la captura del presunto homicida. El silencio oficial vuelve a ser la respuesta habitual del régimen, incapaz de dar explicaciones cuando la violencia sacude a la sociedad.
En un país donde las armas están prohibidas para los civiles, hechos como este destapan la gran contradicción del sistema: los ciudadanos comunes no tienen derecho a portar un arma ni para defenderse, pero los crímenes armados siguen multiplicándose en medio de la descomposición social que el propio régimen ha sembrado.
“Ya en Cuba no se discute, se mata”, escribió una internauta, reflejando la impotencia de una población que siente que la violencia se ha convertido en el pan de cada día.