El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel salió otra vez con su cantaleta de siempre, esta vez pidiendo “perfeccionar la programación eléctrica” para que los apagones se repartan de manera más “equitativa” entre las provincias. En otras palabras, la receta del régimen es repartir la miseria en lugar de resolver el problema.
En una videoconferencia desde el Palacio de la Revolución con dirigentes del Partido Comunista y burócratas locales, Díaz-Canel reconoció que hay territorios que pasan hasta 25 horas sin electricidad, mientras en las cabeceras provinciales los cortes son más suaves. Eso sí, lejos de hablar de soluciones reales, insistió en que lo importante es “comunicar” lo que se está haciendo y justificar el desastre con más discursos vacíos.
El mandatario se quejó de los robos de cables y transformadores, asegurando que estos delitos deben castigarse severamente. Con el tono dramático que lo caracteriza, habló de “vigilancia revolucionaria” y de sancionar a quienes atenten contra el sistema eléctrico, como si el principal culpable de este caos no fuera el propio Estado que lleva décadas exprimiendo al sistema energético sin invertir en su mantenimiento.
Incluso se permitió un discurso épico, asegurando que “a pesar de todo, aquí no se va a rendir nadie”, como si aguantar apagones eternos, hambre y desesperanza fuese un logro nacional. Prometió que algún día el pueblo recordará “con satisfacción” la resistencia de estos tiempos, obviando que lo que la gente recuerda cada día es cómo se le pudre la comida en el refrigerador y cómo los niños no pueden dormir por el calor.
La crisis eléctrica sigue desbordada. Según datos de la Unión Eléctrica, este jueves el déficit alcanzó 1826 megawatts en el horario pico, mientras que el viernes por la mañana rondaba los 1190 MW. La Habana, como siempre, fue “protegida”, con apagones más cortos que en el interior, donde familias enteras pasan más de un día completo a oscuras.
El sistema eléctrico cubano está destruido por años de abandono, roturas constantes y falta de combustible. Varias plantas como Felton, Mariel, Santa Cruz, Nuevitas y Céspedes estaban apagadas este jueves, y más de 50 centrales de generación distribuida estaban paralizadas por falta de diésel y lubricantes. Para colmo, la termoeléctrica Antonio Guiteras, la más importante del país, tendrá que salir de servicio pronto para mantenimiento, lo que significa que los apagones empeorarán todavía más.
Durante la reunión también habló el primer ministro Manuel Marrero, quien pidió a los funcionarios “acompañar al pueblo” y justificar los cortes de luz. Una vez más, el régimen recurrió al viejo pretexto del “bloqueo” y la “injerencia en Venezuela” para culpar a Estados Unidos, mientras evade su responsabilidad por haber dejado en ruinas un sistema que no tiene salvación.
La realidad es que millones de cubanos siguen hundidos en la oscuridad, sin una salida real a corto plazo. El discurso de resistencia que repite Díaz-Canel solo confirma que el régimen no tiene soluciones, sino excusas, y que el pueblo seguirá pagando las consecuencias de un sistema que ya colapsó.