Un nuevo hecho violento sacudió la madrugada de este viernes en Villa Clara, cuando fue hallado sin vida un agente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en un tramo de la carretera entre Remedios y Caibarién. La noticia, que se conoció primero a través de medios independientes y comentarios de vecinos, ha levantado un fuerte revuelo en la zona.
El policía fue identificado solo por su apellido, Mesa, apodado “Cal Viva” entre los lugareños. Su cuerpo apareció tirado en plena vía, en un sitio conocido como La Cabaña. Según lo publicado por la página La Tijera en Facebook, testigos aseguraron que el cadáver presentaba un impacto de bala en la frente y que, curiosamente, su arma reglamentaria no estaba en la escena.
Vecinos relataron que el lugar fue acordonado durante varias horas, con un despliegue inusual de policías y agentes de la Seguridad del Estado, que no tardaron en adueñarse del sitio e intentar controlar la información. Como suele suceder en estos casos, el régimen guarda silencio y no ofrece explicación alguna, mientras la población se entera por los medios alternativos y las redes sociales.
La figura de Mesa ha generado comentarios encontrados. En la localidad de La Reforma, donde trabajó como jefe de sector, muchos lo recuerdan por abusos de poder, represión y encarcelamientos arbitrarios. Sin embargo, otros han salido en su defensa, describiéndolo como un policía “eficiente” en la captura de delincuentes. “Se dedicaba a detener malhechores y era de los más efectivos, pero la gente solo recuerda la ley cuando les toca a ellos”, escribió en redes el usuario Wilfredo Quiñones, pidiendo “EPD Mesa”.
Lo cierto es que el historial de los agentes de la PNR está marcado por la represión cotidiana al pueblo, lo que explica por qué la noticia de la muerte de uno de ellos genera sentimientos tan divididos. Para unos, representa el fin de un represor; para otros, la caída de un servidor público.
Otro detalle que circula en redes es que el agente había sido ascendido recientemente, el pasado 6 de junio, premiado por sus “servicios” dentro de la PNR. Ese ascenso, visto a la luz de lo ocurrido, resalta la doble cara de un sistema que premia la represión y calla cuando la violencia toca sus propias filas.
Hasta ahora, no hay versión oficial del régimen sobre lo sucedido. Ni la prensa estatal ni las autoridades han emitido un parte público. Mientras tanto, crece la especulación y el malestar de una ciudadanía que sabe que, como tantas veces, la verdad quedará enterrada entre el miedo y la censura.
