Lo que debía ser una simple actividad cultural terminó convirtiéndose en un retrato brutal de la miseria que viven los enfermos mentales en Cuba. En el Hospital Psiquiátrico de Corralillo, en Villa Clara, la Dirección Municipal de Cultura organizó un acto “recreativo” que fue grabado y difundido en Facebook, desatando un escándalo en redes sociales.
Los videos, publicados en la página Cultura Corralillense, muestran a pacientes en el patio del hospital, supuestamente disfrutando de canciones. Pero lo que en realidad se ve es doloroso: cuerpos demacrados, rostros apagados, desnutrición evidente y miradas perdidas que más que alegría transmiten abandono. Muchos compararon la escena con un campo de concentración, otros hablaron de una película de terror.
La justificación oficial es que el evento se hizo con la Casa de Cultura Leopoldo Romañach para “integrar” a los internos. Sin embargo, lejos de generar entusiasmo, lo que provocó fue indignación. La gente no solo denunció la deplorable condición física de los pacientes, sino también la falta de respeto al grabarlos y exponerlos públicamente, como si fueran parte de un espectáculo grotesco.
“Si de verdad querían alegrarlos, ¿para qué filmarlos y ponerlo en Facebook?”, preguntó un internauta, poniendo el dedo en la llaga sobre la insensibilidad del sistema.
El hambre, la precariedad y el abandono institucional se hicieron tan visibles en esas imágenes que ni el maquillaje cultural logró ocultarlos. Algunos intentaron ver el lado “positivo”, reconociendo que tal vez hubo buena intención, pero aun así admitieron que la ejecución fue una falta total de ética y de humanidad.
Una crisis que el régimen quiere esconder
Este escándalo no es un caso aislado. Los hospitales psiquiátricos en Cuba arrastran desde hace décadas denuncias de maltrato, abandono y condiciones inhumanas. En julio, otro video estremeció al país: una paciente esquizofrénica en el hospital “El Viso”, en Santiago de Cuba, apareció en estado de desnutrición extrema, tirada boca arriba y prácticamente sin vida.
La sobrina de la víctima no se calló. Denunció que su tía había muerto de hambre, que los médicos robaban la comida y las medicinas de los enfermos. “La mataron del hambre y la miseria”, dijo con una valentía que contrastó con el silencio cómplice de las autoridades.
Tras ese caso, salieron a la luz testimonios de familiares y ex trabajadores que describieron realidades igual de crueles en otros psiquiátricos y hogares de ancianos. Falta de alimentos, higiene mínima, nula atención médica y carencia de personal preparado son la regla, no la excepción.
El Ministerio de Salud Pública, como siempre, guarda silencio. Ningún funcionario ha respondido, no hay investigaciones anunciadas ni un intento real de dar explicaciones. El régimen apuesta al olvido, a tapar la miseria con propaganda, aunque los videos dejen claro que la locura en Cuba no está en los hospitales, sino en el sistema que los administra.