En TikTok siempre aparece alguien que dice lo que muchos piensan pero pocos se atreven a expresar. Y eso fue justo lo que hizo un joven cubano en Estados Unidos, que decidió defender con uñas y dientes a sus compatriotas de quienes los llaman “infladores” o presumidos. Su video ya está acumulando cientos de reacciones y, claro, encendió el debate.
El mensaje vino de parte del usuario @yoanis.ayarde, quien comenzó su video con una frase directa: “Este video es para las personas que hablan que si nosotros los cubanos somos infladores…”. Y desde ahí dejó claro que no iba a morderse la lengua. Según él, antes de juzgar a un cubano que muestra con orgullo su carro o sus logros, lo primero que deberían preguntarse es: ¿de dónde viene esa persona y qué tuvo que vivir para llegar hasta ahí?
Y es que, como bien recordó el joven, en Cuba ni siquiera era fácil tener una bicicleta. Soñar con un carro era prácticamente un lujo reservado para muy pocos. Por eso, cuando un cubano que emigró logra comprarse un auto, una casa o simplemente vestirse a su gusto, lo muestra con la frente en alto. No es presunción, es satisfacción.
“Nosotros venimos de un país donde ni siquiera podíamos tener una bicicleta; era muy difícil soñar con un carro”, explicó. Con esa frase resumió lo que miles de cubanos sienten: que lo que tienen hoy es fruto del sacrificio y no de la casualidad.
Pero su defensa no se quedó ahí. También habló de la forma de ser de los cubanos: gente que disfruta vestir bien, lucir limpio y presentable. “No me gusta andar lleno de grasa ni lleno de tierra, morir no somos así”, añadió. Y la verdad, cualquiera que conozca a un cubano sabe que lo del buen porte y el orgullo propio viene de fábrica.
Otro punto clave que destacó fue la solidaridad. Según él, si un cubano ve a otro compatriota pasando trabajo, no duda en extenderle la mano. “El problema de ellos automáticamente va a ser problema de nosotros”, dijo. Y es cierto: los cubanos en el exilio se reconocen, se buscan y se ayudan, porque saben lo que significa empezar de cero.
Eso sí, también lanzó un dardito a las actitudes laborales en EE.UU. Dejó claro que los cubanos no están para “babosearle a los jefes” ni “lamer botas” por un aumento mínimo. En pocas palabras, que trabajan duro, pero con dignidad.
El mensaje de este joven no solo defendió a los cubanos, también puso en la mesa la dura realidad de lo que significa salir de Cuba, reinventarse en otro país y, sobre todo, no olvidar de dónde se viene.







