Lo que comenzó como un cacerolazo en El Güirito, Gibara, terminó convertido en otra página oscura de la represión en Cuba. Según confirmó el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), ya suman 27 personas detenidas tras las manifestaciones del 13 de septiembre. Y ojo: de esos, cuatro siguen encarcelados, mientras que el resto fue liberado bajo fianza… pero con la Seguridad del Estado respirándoles en la nuca.
La chispa que encendió la protesta fue lo mismo de siempre: apagones interminables y falta de agua. En un país donde pedir lo básico es casi un delito, los vecinos salieron a la calle cansados de la miseria. Cacerolas sonaron, la gente gritó lo evidente: “¡Queremos corriente y agua!”. Y la respuesta, como casi siempre, fue un operativo policial dirigido por el capitán Diosmel, alias “Julio”, famoso en la zona por sus tácticas de miedo y control.
📢 “Gibara está bajo terror”, denunció el OCDH, dejando claro que la calma que el régimen intenta vender no es más que un espejismo.
El gobierno, en su guion repetido, trató de minimizar lo ocurrido. El diario oficial Granma publicó que “no hubo hechos violentos” y que todo se resolvió con un “diálogo franco”. Sin embargo, los videos que circularon en redes sociales dicen otra cosa: arrestos en la madrugada y represión en plena calle.
Ya se conocen algunos de los nombres de los detenidos: Pedro José, alias “Porrón”; Raymundo Galbán, “El Chino”; Dairán Bermúdez, “Chelli”; y Suleidi Aballe. Historias de vecinos comunes que pasaron de exigir luz y agua a terminar entre rejas.
Por si fuera poco, voceros del régimen como el programa Con Filo y Michel Torres Corona repitieron la narrativa oficial, negando la represión y hablando de la “moral revolucionaria”. Pero voces independientes como la del periodista José Raúl Gallego desmontaron esa versión en redes: “Esto no es periodismo, es propaganda”, escribió, recordando que la represión quedó grabada y difundida en videos de la propia gente.
El proyecto Represores Cubanos también puso nombres sobre la mesa: Wilder César Tejeda Ruiz y Adrián Pupo Cuesta, alias “El Mocho”, señalados como informantes que grabaron a los manifestantes para facilitar las detenciones.
La represión en Gibara no es un caso aislado. Apenas un día antes, en Bayamo, 16 manifestantes fueron llevados a juicio por protestas ocurridas en 2024. El patrón es claro: negar públicamente que existe represión, mientras en la práctica se castiga con cárcel a todo el que levante la voz.
Y es que las protestas en Gibara no son más que un reflejo de la desesperación acumulada en Cuba. La combinación de apagones, hambre, falta de medicinas y agua está empujando a la gente a salir a la calle, aunque sepan el precio: detenciones, juicios y vigilancia constante.
En redes sociales, los comentarios lo resumen todo. Un usuario escribió: “En el único país donde detienen a alguien por decir que tiene hambre es en Cuba”. Otro remató: “No son delincuentes, solo piden lo que necesitamos todos: luz, agua y comida”.
