En Cuba ya casi nadie se sorprende con los apagones interminables o con la falta de agua en los barrios. Sin embargo, esta semana los principales dirigentes del país, Miguel Díaz-Canel y Manuel Marrero, se reunieron con autoridades de todas las provincias para analizar la dura realidad: el colapso del sistema eléctrico y del abasto de agua. La cita fue por videoconferencia desde el Palacio de la Revolución y dejó frases para el debate… y también mucho escepticismo.
“Sí vamos a salir adelante”… ¿pero cómo?
Tanto Díaz-Canel como Marrero insistieron en que, a pesar del desastre, “Cuba saldrá adelante”. Aseguraron que están “proyectando futuro”, aunque en sus palabras se notó lo mismo de siempre: promesas sin soluciones inmediatas. Mientras ellos hablan de esperanza, los apagones en varias provincias superan las 24 horas y las protestas van en aumento.
El sistema eléctrico, en estado crítico
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, reconoció lo que todos los cubanos ya saben: el Sistema Electroenergético Nacional está en crisis. La avería de varias plantas, como Felton y una unidad del Mariel, ha agravado la situación. Según dijo, “Felton debe estar entrando el sábado”, pero la realidad es que cada noche el país se queda a oscuras.
Díaz-Canel incluso pidió a la Unión Eléctrica que al menos fueran más “justos” al repartir los apagones. “No puede ser que una cabecera provincial esté cómoda y otro municipio aguante 25 horas sin luz”, reclamó. La frase se viralizó enseguida, porque retrata el caos en la distribución del servicio.
El agua, otro problema sin respiro
Si la electricidad va mal, el agua no se queda atrás. Según las autoridades, el 50% de los problemas de abasto se deben a la falta de energía. A eso se suman la sequía y los equipos rotos. En Santiago de Cuba ya piensan en usar hasta trenes para mover el agua, mientras en los barrios la gente carga cubos y hace colas interminables para llenar un tanque.
Delegados al rescate (al menos en el papel)
Como medida de emergencia, liberaron a los Delegados de Circunscripción de sus trabajos para que atiendan a la población directamente en los barrios. Marrero pidió a los directores municipales que estén pegados a ellos y den la cara. Sin embargo, muchos ven esta decisión como puro formalismo: la gente quiere luz, agua y comida, no reuniones y explicaciones.
Protestas y más vigilancia
El malestar social sigue creciendo. En La Habana, Santiago y Gibara ya se reportan protestas, pero Díaz-Canel no las reconoce como un reclamo legítimo. Prefiere hablar de “ataques del enemigo” y de la “cohesión revolucionaria”. Y, como siempre, remató con un llamado a reforzar la vigilancia y la represión.
Promesas de futuro, pero nada concreto
El discurso terminó con la frase de resistencia de siempre: “Aquí no se va a rendir nadie”. Sin embargo, no hubo propuestas claras ni soluciones inmediatas para los apagones que llevan años golpeando al país. Todo se quedó en “proyectar futuro”.
Mientras tanto, Cuba ya acumula cinco apagones generales en menos de un año y miles de familias sobreviven entre velas, calor y cubos de agua.