La historia de Dayma, una niña cubana enferma y marcada por el abandono familiar, ha tocado fibras muy sensibles en redes sociales. La denuncia salió a la luz gracias al activista comunitario Yankiel Fernández, fundador del proyecto Aliento de Vida, que lleva años socorriendo a los más vulnerables en La Habana.
En un post que se ha vuelto viral, Fernández contó con dolor que la pequeña vive únicamente al cuidado de su abuela. Su madre no solo la rechaza, sino que incluso, según la denuncia, la usa para pedir dinero en las calles.
Una infancia marcada por el rechazo
El activista relató que la propia progenitora ha llegado a llamarla “monstruo” y “fenómeno”, negándole el cariño y los cuidados básicos que necesita. En medio de esa realidad cruel, la niña depende por completo de una abuela que hace lo imposible por sostenerla.
“Hay días que siento que no puedo más, que quiero soltarlo todo. Pero cuando pienso en mis ancianos y en mis más de 40 niños y jóvenes con parálisis cerebral, entiendo que no puedo irme de Cuba. Y Dayma es precisamente uno de esos casos que me obliga a seguir”, escribió Fernández, dejando claro que su lucha es personal y profundamente humana.
Un pedido desesperado
El activista pidió apoyo para conseguirle una visa humanitaria a la niña y que pueda recibir tratamiento fuera de Cuba. “No sé cómo se hace, pero necesito que me ayuden. Aquí, lo único que le espera es deteriorarse hasta perder la vida por culpa de la negligencia y la ineptitud de este sistema”, lamentó.
Algunos internautas agregaron que la pequeña vive en Jesús María, en La Habana Vieja, un barrio que ya de por sí carga con la pobreza y la marginalidad. Es decir, un entorno donde sobrevivir es duro incluso para los adultos, mucho más para una niña enferma y rechazada por su madre.
Otros niños en la misma pesadilla
Lo de Dayma no es un caso aislado. Cada vez aparecen más historias de familias que no encuentran en el sistema de salud cubano una respuesta real para enfermedades graves.
Ahí está el caso de Brianna Charlette Blanco, de 10 años, que sufre un quiste tirogloso en la lengua. Tras tres operaciones fallidas en Cuba, los médicos admitieron no tener cómo tratarla y recomendaron buscar ayuda en el extranjero. Su madre tuvo que iniciar una campaña para recaudar más de 32 mil dólares para que un hospital en Miami la atienda.
También la pequeña Meral Vaillan Figueredo, de apenas tres años, diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda, necesita un trasplante de médula que en Cuba es imposible realizar. Su madre ha suplicado una visa humanitaria, y hasta artistas como Dayamí La Musa se han sumado al llamado, pero el régimen sigue mirando hacia otro lado.
El mito del “sistema de salud potencia”
Estas historias destrozan el mito con el que el castrismo se llenó la boca durante décadas. Ese “potente sistema de salud cubano” ya no existe. Hoy lo que hay son hospitales en ruinas, sin medicinas, con equipos rotos y un éxodo masivo de médicos que deja a los pacientes a su suerte.
La realidad es dura: enfermedades tratables en otros países se vuelven sentencias de muerte en Cuba. Por eso las familias no tienen más remedio que recurrir a campañas solidarias y pedir ayuda internacional.
Dayma, símbolo de una Cuba rota
El caso de esta niña no solo refleja la crisis de salud, sino también el abandono institucional. El Estado, que debería proteger a menores como ella, no aparece. Ni ministerios, ni programas sociales, ni funcionarios que se hagan responsables. La niña sobrevive gracias a la caridad de su abuela y al apoyo de activistas como Yankiel.
La denuncia de Fernández es un grito que pone en evidencia la inercia de un régimen que prefiere invertir en propaganda antes que en salvar la vida de sus propios niños.
“Todos cuentan, nadie queda descartado”, recordó el activista. Pero la triste verdad es que en Cuba sí se descarta a los más vulnerables. Y mientras la burocracia se hace la de la vista gorda, el reloj corre en contra de Dayma y de tantos otros pequeños que esperan una oportunidad de vivir.