Un pasajero cubano que llegó a Panamá desde La Habana quedó al descubierto cuando intentó colar más de 15 mil dólares escondidos en una agenda y en un bolso de mano en el Aeropuerto Internacional Panamá Pacífico.
Según el medio local Mi Diario Panamá, el hombre solo declaró 6 mil dólares. Sin embargo, en la revisión de su equipaje salió a relucir el resto: billetes de 100 metidos entre las páginas de una agenda y repartidos en otras pertenencias. El invento no le duró mucho.
En total, las autoridades contaron 15,068 dólares, una suma que sobrepasa el límite legal de 10 mil que pueden entrar al país sin previa declaración. Como manda la ley panameña, el dinero fue retenido y remitido al Ministerio Público.
Este caso no es el primero y confirma un patrón cada vez más evidente: Panamá se ha convertido en destino de cubanos que intentan mover grandes cantidades de efectivo sin reportarlo.
Hace apenas semanas, otro viajero de la Isla fue detenido en el mismo aeropuerto con 12 mil dólares escondidos. Y meses antes, en junio, una cubana intentó negarlo todo, pero terminó sorprendida con más de 10,400 dólares en el equipaje. En ambos casos, la historia se repitió: decomiso inmediato y expediente en manos de las autoridades.
La prensa panameña también ha reportado escenas insólitas, como cajas repletas de billetes cubanos viajando camufladas en un autobús de la ruta Panamá–David–Frontera. Todo esto despierta la misma pregunta: ¿para qué sacar una moneda que no vale nada fuera de la Isla?
Detrás de estas maniobras está la realidad de un país donde el régimen ha empujado a la gente a buscar salidas desesperadas. El dólar manda, y en Cuba cada vez circula más por debajo de la mesa mientras el peso cubano se desmorona. No es raro entonces que muchos traten de mover dinero hacia otros países, aunque sea escondido en agendas o envuelto en libros.
Las autoridades panameñas, por su parte, han endurecido los controles y advierten que nadie se salva en los puntos de entrada. La ley es tajante: quien ingrese con más de 10 mil balboas, o su equivalente, debe declararlo o se expone al decomiso y a sanciones legales.
