La noticia cayó como un balde de agua fría: el presidente Miguel Díaz-Canel visitó la termoeléctrica Antonio Guiteras en Matanzas y confirmó que a finales de 2025 arrancará un mantenimiento capital que se extenderá por seis meses. Sí, medio año sin uno de los pilares de la energía en Cuba. Y no estamos hablando de cualquier planta: la Guiteras es el mayor bloque unitario del país, capaz de aportar más de 300 megawatts… aunque hoy apenas rinde 226 por problemas técnicos acumulados.
Para ponerlo en perspectiva, su salida temporal dejará un vacío gigantesco en la generación eléctrica. Es como si desaparecieran varias plantas pequeñas de golpe. En un país que ya sufre apagones diarios, esto significa que se vienen cortes más largos, más frecuentes y mucho más molestos.
Más apagones, más problemas
Las autoridades aseguran que otras plantas intentarán “amortiguar” el impacto, pero la realidad es que muchas de esas unidades son viejas, con fallas y con problemas de combustible. Resultado: mientras se hacen los trabajos en la Guiteras, los hogares, los servicios públicos y la producción de alimentos se verán directamente afectados. Y ni hablar de los hospitales, las telecomunicaciones o el transporte eléctrico, que dependen de cada megawatt que produce esta planta.
¿Qué harán durante seis meses?
El mantenimiento capital no es solo un lavado de cara. Incluye revisión completa de la caldera, recalentador, turbina, calentadores regenerativos y el sistema de enfriamiento por agua de mar. Todo esto requiere que la planta se apague completamente, porque no se puede reparar en operación. La esperanza es que, al final, la Guiteras aumente su potencia hasta los 315 megawatts. Pero hasta que eso ocurra, la isla tendrá que sobrevivir con mucho menos.
El costo social y económico
Seis meses sin este gigante no son poca cosa. Cada apagón prolongado afecta producción de alimentos, negocios, transporte y hasta la vida cotidiana. En Cuba, donde la energía condiciona casi todo, esta parada será muy palpable. Lo que el gobierno presenta como “inversión imprescindible” se sentirá como un golpe en el corto plazo para millones de cubanos.
Alternativas limitadas
Sí, hay patanas flotantes, generación distribuida y otras centrales, pero no son suficientes. La dependencia de combustibles importados y el deterioro del resto de las termoeléctricas dejan pocas opciones reales para cubrir el hueco de seis meses.
Lo que se viene es un desafío doble: aguantar apagones más severos mientras se hace un mantenimiento crítico que no puede fallar. Porque si la Guiteras vuelve con las mismas fallas, toda esta crisis energética no habrá servido de nada.