En los últimos días, Cárdenas se convirtió en el centro de los rumores por una supuesta enfermedad misteriosa que, según comentarios en redes, estaba regándose por Matanzas. La preocupación entre los vecinos fue tanta que el régimen se vio obligado a sacar a sus voceros para apagar el fuego.
El doctor Andrés Lamas Acevedo, director del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, aseguró en conferencia de prensa que todo es “información distorsionada” y que no existe ninguna enfermedad nueva en Cárdenas. Según él, lo que hay son los mismos males de siempre: dengue, Chikungunya y, en menor escala, Oropouche.
Pero la realidad es que Matanzas vive un repunte de casos febriles. La última semana ha sido la de mayor número de pacientes en lo que va de año, y aunque las autoridades dicen que se debe a la pesquisa activa, la gente sabe que detrás de cada “tranquilizador discurso oficial” hay una verdad mucho más dura.
En cuanto al Chikungunya, explicaron que entró por un viajero proveniente de Bolivia y comenzó en el central España Republicana, en Perico. Sus síntomas son fuertes: dolores articulares, fiebre alta y hasta problemas para caminar. El régimen todavía espera que el IPK en La Habana confirme oficialmente los casos, pero mientras tanto la enfermedad ya se sospecha en casi todos los municipios matanceros.
Lo que más les preocupa —y lo reconocen— es el dengue, que está en plena transmisión en Martí y Perico, además de barrios claves de Matanzas, Cárdenas, Jovellanos, Jagüey Grande y Colón. Una vez más, el mosquito se les va de las manos mientras el pueblo paga las consecuencias.
Como “solución”, la Dirección Provincial de Salud habla de sus 85 bazucas fumigadoras y de la reparación de equipos, una película que los cubanos ya hemos visto demasiadas veces. La receta del régimen es siempre la misma: control focal, fumigación y llamados a la “participación comunitaria”, porque al final ponen al pueblo a resolver lo que ellos no pueden controlar.
El doctor Julio Ernesto Hernández Sánchez informó que la provincia tiene 298 camas destinadas a arbovirosis, con 60 en Cárdenas, 30 en el pediátrico y 98 en el hospital Faustino Pérez. Pero todo el mundo sabe que una cama sin medicamentos, sin condiciones higiénicas y sin personal suficiente no resuelve nada.
Para colmo, ahora armaron un “equipo multidisciplinario” para atender las secuelas del Chikungunya, como los dolores y la discapacidad motora. La doctora Yamira López García dijo que diseñarán un protocolo de seguimiento, otro plan que seguramente quedará en papeles y promesas.
Según las proyecciones oficiales, los casos seguirán subiendo hasta octubre, luego se mantendrán en meseta y después bajarán. Eso es lo que dicen las gráficas, pero la realidad en los barrios es otra: los mosquitos no entienden de estadísticas ni obedecen a discursos.