La tragedia de Egmis Muñoz, un joven que perdió la vida tras ser atropellado en Cienfuegos, ha provocado indignación y enojo en la comunidad. La rabia no solo viene del accidente en sí, sino del hecho de que el presunto responsable, Henry Orozco, sigue prácticamente libre pese a la gravedad del hecho.
Orozco, jefe de combustible en la corporación Cimex en la provincia, estuvo apenas tres días detenido después del accidente. Según denuncias de familiares y amigos de la víctima, recuperó su libertad pagando una fianza simbólica de 1,000 pesos cubanos —aproximadamente 2,50 dólares al cambio oficial— algo que ha desatado un mar de críticas y reclamos de justicia en redes sociales y en conversaciones con activistas locales.
Lo que más ha encendido los ánimos es la percepción de que Orozco recibe un trato privilegiado gracias a sus conexiones políticas. Resulta que su padre ocupa un cargo en el gobierno provincial, y allegados a Egmis sostienen que esta influencia ha facilitado que el caso no avance como debería. “Se están haciendo los chivos con tontera para no procesarlo como corresponde. Justicia, y que no quede impune este hecho”, han declarado familiares, clamando que la muerte de Egmis no sea olvidada ni silenciada.
Este caso refleja un problema más profundo que afecta a Cuba: la justicia desigual. Mientras los ciudadanos comunes enfrentan sanciones severas por delitos menores, aquellos con respaldo político parecen poder evadir responsabilidades incluso en situaciones que involucran la pérdida de vidas humanas. La comunidad cienfueguera ha dejado claro que no está dispuesta a aceptar esto como algo normal.
Vecinos y allegados de Egmis exigen que se revise el caso con transparencia, que se dicte una sanción proporcional a la gravedad del accidente y que se siente un precedente que evite futuros encubrimientos. La indignación no es solo local: el tema ha comenzado a resonar más allá de Cienfuegos, ya que toca un punto sensible en la sociedad cubana actual: la impunidad de quienes tienen conexiones con el poder.
La muerte de Egmis Muñoz no puede quedarse reducida a una estadística más sobre accidentes de tránsito. Este caso se ha convertido en un símbolo de la lucha por la justicia y la igualdad ante la ley, un recordatorio doloroso de que el favoritismo político no debería determinar la libertad o culpabilidad de nadie. La exigencia de justicia sigue creciendo, y familiares, amigos y la comunidad esperan que finalmente se haga lo correcto.