En Cuba, cada vez que una familia reporta a un ser querido desaparecido, las redes sociales se convierten en la primera herramienta para pedir ayuda. Esta vez, la angustia la vive la familia de Laudelina Piñeiro Peña, una anciana de 77 años que salió de su casa en Santa Fe, La Habana, con destino a Artemisa… pero nunca llegó.
La noticia se dio a conocer gracias a su nieta, Odalmis García Piñeiro, quien publicó en Facebook un mensaje desesperado pidiendo apoyo. Según explicó, su abuela había salido el lunes rumbo a Artemisa y desde entonces no han vuelto a tener noticias de ella. La familia teme lo peor y, como muchos otros cubanos en situaciones similares, recurrió a Internet para amplificar la búsqueda.
El llamado es claro: si alguien tiene cualquier información sobre el paradero de Laudelina, debe comunicarse urgentemente al 55256453. Cada minuto cuenta, y la difusión en redes sociales puede marcar la diferencia entre encontrarla sana y salva o que la incertidumbre se alargue aún más.
La publicación de la familia se compartió en el grupo de Facebook Personas desaparecidas o perdidas en La Habana, donde varios usuarios se unieron rápidamente para ayudar con la difusión. Y es que en Cuba, ante la falta de protocolos oficiales efectivos para estos casos, la solidaridad ciudadana se ha convertido en el salvavidas de muchas familias.
Lamentablemente, no todos los casos tienen un final feliz. De hecho, casi al mismo tiempo que se reportaba la desaparición de Laudelina, otra historia estremecía a los cubanos: la de un hombre conocido como Padilla, desaparecido en la Isla de la Juventud desde hacía una semana. La búsqueda terminó en tragedia cuando fue encontrado sin vida en un área de monte.
La noticia fue confirmada en Facebook por allegados, quienes lamentaron su partida y agradecieron a quienes ayudaron a difundir el aviso. La publicación cerraba con un mensaje que refleja el dolor de muchos: “Desgraciadamente lo encontraron muerto. E.P.D. Gracias a los que compartieron y publicaron. Bendiciones”.
A la vez, el caso de Noguella Lezcano Milián, conocida como “La Gallega”, sigue moviendo corazones en La Habana. Con 80 años, padece epilepsia, trastornos de memoria y, según su familia, habría sufrido una isquemia que la mantiene desorientada. Sus nietas no han parado de buscarla desde el 16 de agosto, con campañas en redes y recorridos en las calles.
Cada una de estas historias pone en evidencia un problema serio: la vulnerabilidad de los ancianos en Cuba. Personas mayores que muchas veces salen solas, con condiciones de salud delicadas, y terminan perdiéndose sin que exista un sistema de respuesta rápida. Mientras tanto, la esperanza de las familias se sostiene en lo mismo: compartir, difundir y rezar por un milagro.
