En los últimos años, Guyana se ha convertido en un destino bastante común para los cubanos. La razón es sencilla: no se necesita visa. Eso ha hecho que muchos viajen hasta allá con diferentes propósitos. Algunos solo van de compras, llenan las maletas y regresan a la isla. Otros deciden quedarse a probar suerte en ese país, y no faltan los que lo usan como trampolín para llegar a destinos más lejanos como Estados Unidos, México, Brasil o Uruguay.
Pero esta vez, el nombre de Guyana vuelve a los titulares por un hecho que nada tiene que ver con compras ni sueños migratorios. Se trata de un caso de trata de personas que ha encendido las alarmas, y lo más delicado es que una cubana está entre las víctimas.
El protagonista de este escándalo es Alvin Parag, un empresario guyanés de 49 años que ahora enfrenta serias acusaciones. Según las autoridades locales, Parag habría estado involucrado en un delito de trata de personas que afectó directamente a una mujer cubana de 31 años. El caso salió a la luz pública gracias a una publicación de la Guyana Police Force en Facebook, donde se detallan los hechos.
De acuerdo con esa información, el delito se habría cometido entre el 29 de marzo y el 7 de junio de 2025 en la zona de Diamond, ubicada en East Bank Demerara. No se trata de un simple rumor, sino de un proceso judicial en marcha que ya tiene a Parag tras las rejas.
El empresario fue arrestado el pasado 19 de septiembre y, apenas unos días después, el 23 de septiembre, tuvo que presentarse ante la magistrada principal Judy Latchman en el Tribunal de Diamond. Durante la audiencia, Parag se declaró “no culpable”, pero las cosas no le salieron nada fáciles.
La Fiscalía fue tajante: se opuso firmemente a que le concedieran fianza. Argumentaron que el caso es demasiado grave y que dejarlo en libertad sería un riesgo. La magistrada Latchman estuvo de acuerdo y decidió que Parag permanezca en prisión preventiva, al menos hasta el 6 de octubre, fecha en la que se espera la presentación de pruebas y declaraciones clave para avanzar en el juicio.
Este episodio vuelve a poner sobre la mesa un tema delicado: la vulnerabilidad de los migrantes, especialmente los cubanos que buscan mejores oportunidades fuera de la isla. Guyana, por no exigir visa, se convierte en una puerta de entrada para muchos, pero no todos logran cumplir sus sueños. Algunos terminan expuestos a peligros como redes de trata y explotación.
Lo cierto es que este caso apenas comienza, y seguramente dará mucho de qué hablar en las próximas semanas. Por ahora, lo único seguro es que un empresario guyanés está tras las rejas y que una cubana aparece como víctima en medio de una historia que mezcla migración, desesperación y crimen.