Las redes sociales nunca dejan de sorprendernos con anécdotas que parecen sacadas de una película. Esta vez, una cubana en Canadá se robó el show en TikTok al contar la inesperada experiencia que vivió al visitar un quiosco de comida llamado La Cubana, en Toronto. Ella fue con toda la ilusión del mundo de encontrarse con un pedacito de la isla en pleno Canadá… pero lo que encontró la dejó completamente fría.
La usuaria, identificada en TikTok como azulina.diario, grabó el momento en que llegó al local con el corazón contento y el estómago listo para un buen banquete cubano. Su emoción era tanta que ni siquiera saludó al entrar, porque lo único que tenía en mente era pedir un plato de arroz congrí con tostones. Pero la sorpresa llegó rápido: los que atendían el lugar no eran cubanos, ni siquiera hablaban español… ¡eran chinos!
“Me quedé fría. Para mí, esto es lo nunca visto. Vine a este kiosquito cubano que se llama La Cubana, súper emocionada, y resulta que son chinos vendiendo comida cubana”, comentó entre risas y cara de asombro. Y es que, claro, cuando uno escucha “La Cubana”, lo primero que imagina es a un compatriota sirviendo con acento bien marcado y soltando un “¿qué bolá, mi amor?”.
La joven explicó que al acercarse al mostrador intentó hablar en español, esperando esa complicidad de paisanos en tierra extranjera, pero se dio cuenta de que la dependienta no entendía nada. “No hablan ni español, son chinos vendiendo comida cubana, ¿ustedes entienden eso?”, contó todavía incrédula.
Ahora, lo curioso es que, a pesar de la sorpresa, decidió darle una oportunidad al menú. Pidió un plato completo con carne desmechada, tostones, aguacate y, por supuesto, el infaltable arroz congrí. Y aquí vino el giro inesperado: ¡la comida estaba buena! “La comida está rica, está rica, pero yo tenía la ilusión de que iban a ser cubanos”, reconoció entre carcajadas.
El video rápidamente se hizo viral y generó todo tipo de comentarios. Algunos usuarios le recordaron que la globalización ya nos tiene acostumbrados a estas mezclas culturales: italianos comiendo sushi preparado por mexicanos, o españoles probando tacos hechos por venezolanos. Y ahora, chinos vendiendo comida cubana en Canadá. Otros, en cambio, compartieron su nostalgia, diciendo que lo que más se extraña al emigrar no es solo la comida, sino ese calorcito humano de ser atendido por un paisano.
Lo cierto es que esta experiencia muestra cómo la gastronomía se vuelve un lenguaje universal que no entiende de fronteras. Puede que no haya cubanos en el mostrador, pero mientras el congrí, los tostones y la carne desmechada sepan “a casa”, más de uno volverá por otro plato.