El régimen cubano volvió a sacar su maquinaria propagandística a pasear este miércoles en Caibarién, Villa Clara, con un acto de “reafirmación revolucionaria” tras el asesinato del capitán de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), Leonel Mesa Rodríguez, ocurrido el pasado 19 de septiembre.
Desde temprano, la Plaza de Actos del municipio se llenó de dirigentes del Partido Comunista, autoridades provinciales y mandos militares, todos listos para repetir el mismo libreto de siempre. También llevaron a la familia del oficial, en un escenario montado para legitimar el discurso oficial.
Entre los cabecillas presentes destacaron Susely Morfa González, primera secretaria del Partido en Villa Clara, la gobernadora Milaxy Yanet Sánchez Armas y altos mandos del MININT. Como era de esperar, los discursos lo pintaron como un “héroe caído en cumplimiento del deber”, una etiqueta reciclada que el régimen usa cada vez que necesita convertir un hecho violento en propaganda política.
Durante el acto no faltaron las consignas huecas en defensa de la “revolución” y los llamados a enfrentar a la “delincuencia y los enemigos”. Todo parte de la puesta en escena habitual, diseñada para aparentar unidad y control, mientras el país se hunde en una ola de violencia e inseguridad que el propio régimen es incapaz de frenar.
Mesa Rodríguez, de 62 años, fue hallado muerto en la carretera entre Remedios y Caibarién, con un disparo en la cabeza y varias heridas de arma blanca. El MININT reconoció que fue un ataque directo y anunció que tenía equipos investigando el caso. Este miércoles, la Fiscalía informó que el presunto autor es Nectzary Morales Vázquez, actualmente bajo prisión provisional.
Lo que no se dice en los discursos oficiales es que Mesa no era recordado como un “héroe” por muchos vecinos. En redes sociales y medios independientes abundan los relatos que lo señalan por abusos y excesos durante su tiempo como jefe de sector en La Reforma. Sin embargo, el régimen intenta tapar esas voces y usar su muerte como un símbolo de unión entre el pueblo y las fuerzas represivas.
Estos llamados “actos de reafirmación” nunca son espontáneos. Al contrario, son montajes donde se obliga a estudiantes, trabajadores y militantes a asistir y repetir frases vacías, como si eso pudiera esconder la realidad de un país donde los robos, las agresiones y los homicidios van en aumento cada día.