La aerolínea estadounidense Delta Air Lines anunció que suspenderá sus vuelos regulares hacia Cuba a partir de octubre, una decisión que vuelve a dejar a la isla más aislada del mundo y con menos opciones para conectar con Estados Unidos.
Según medios internacionales como The U.S. Sun y Caribbean News Digital, la compañía explicó que la ruta ya no es rentable y que las operaciones en la isla se han vuelto cada vez más complicadas. Nada raro: volar a Cuba se ha convertido en una pesadilla logística por culpa del desastre económico y la falta de infraestructura básica.
Un adiós que viene de lejos
Delta había regresado a La Habana en 2016, en plena época del “deshielo” de Obama. Pero en los últimos meses ya se notaba el desgaste: menos vuelos, menos demanda y costos cada vez más altos. Finalmente, la aerolínea pidió permiso al Departamento de Transporte de EE.UU. para suspender sus rutas entre el 26 de octubre de 2025 y el 28 de marzo de 2026. La solicitud fue aprobada el 3 de septiembre.
En la práctica, esto significa que los vuelos semanales desde Atlanta desaparecen por completo y que las 14 conexiones semanales desde Miami quedarán reducidas a la mitad. Otro portazo más a la movilidad de miles de cubanos.
La caída en cadena de las aerolíneas
Delta no está sola en este retroceso. United Airlines ya eliminó su ruta Houston-La Habana, Southwest redujo su conexión Tampa-Habana a un único vuelo diario hasta 2026, y American Airlines también ha solicitado bajar frecuencias. JetBlue, por su parte, se había retirado parcialmente desde 2022, alegando el caos en el aeropuerto habanero y las trabas regulatorias.
El boom aéreo que se vivió tras el 2016 terminó siendo puro espejismo. Hoy, lo que reina es la desbandada: menos vuelos, menos opciones y más encierro para los cubanos, que ven cómo la isla queda cada vez más fuera del mapa.
Turismo en picada y cubanos atrapados
Delta justificó su retirada diciendo que “la demanda actual del mercado EE.UU.-Cuba no respalda los vuelos”, aunque dejó la puerta abierta a un regreso “cuando el panorama mejore”. Pero todos sabemos que mientras el régimen mantenga su política de asfixia interna, la recuperación será casi imposible.
La suspensión de Delta golpea directo al turismo, un sector que ya está en ruinas, y limita aún más la movilidad de los cubanos que dependen de estas rutas para ver a sus familias o escapar de la crisis.