La noticia corre como pólvora entre la comunidad cubana en Estados Unidos: ICE arrestó en Nueva Orleans a un migrante cubano con antecedentes penales por lavado de dinero. El caso ha vuelto a encender el debate sobre las políticas migratorias de la Administración Trump, que cada día se muestra más dura con quienes tienen un historial delictivo.
El propio Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) confirmó el arresto a través de su cuenta oficial en X (antes Twitter). En el mensaje se identificó al detenido como Roberto Martínez, un ciudadano cubano que ya había sido condenado previamente por delitos relacionados con el lavado de dinero.
Una política de “tolerancia cero”
El caso de Martínez no es aislado. De hecho, forma parte de una tendencia que ICE ha intensificado en los últimos meses: la captura de migrantes con antecedentes penales. Según la agencia, estas personas suelen clasificarse en la lista de “lo peor de lo peor”, un término que no pasa desapercibido y que genera polémica.
Para muchos, se trata de una estrategia de Trump para mostrar mano dura en materia migratoria, sobre todo en un momento donde el tema de la seguridad fronteriza ocupa titulares a diario. La administración ha dejado claro que aquellos con condenas criminales no tendrán cabida en el país, y en la práctica, eso ha significado detenciones constantes, incluso de cubanos.
Detenciones casi a diario
El caso de Nueva Orleans coincidió con otros dos arrestos recientes: uno en San Antonio y otro en Detroit. ICE los describió como “delincuentes extranjeros violentos”. Aunque no se dieron detalles específicos de sus crímenes, el tono del comunicado oficial refuerza el mensaje de que nadie con un récord criminal puede sentirse seguro en EE.UU.
Lo más preocupante para algunos es que estas detenciones se realizan en un contexto en el que las críticas hacia ICE no paran. Abogados de inmigración y organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian que muchas de estas operaciones rozan la arbitrariedad y que, en ocasiones, los migrantes no tienen acceso a una defensa legal adecuada.
Deportaciones a terceros países: la polémica crece
El tema se complica aún más con la medida aprobada recientemente por la Corte Suprema, que le dio luz verde al gobierno para deportar a inmigrantes no solo a su país de origen, sino también a terceros países. En otras palabras, un cubano detenido por ICE podría terminar siendo enviado a un lugar donde nunca ha vivido y donde incluso podría correr peligro.
Esta práctica ha sido duramente cuestionada por exponer a los migrantes a riesgos de tortura, violencia o muerte, algo que para los críticos constituye una clara violación de derechos humanos.
Mientras tanto, historias como la de Roberto Martínez siguen alimentando el debate: ¿es esta política un paso necesario para garantizar la seguridad nacional o un exceso que pone en riesgo la vida y dignidad de miles de inmigrantes?
