El presidente del Grupo Empresarial Tabacuba, Marino Murillo Jorge, cortó la cinta en Pinar del Río para inaugurar una nueva tienda en Moneda Libremente Convertible (MLC), supuestamente dedicada a los productores de tabaco.
El local, situado en la Unidad Empresarial de Base Logística de la carretera Las Ovas, vende de todo: machetes, básculas, tornillos, cemento y hasta generadores eléctricos. El Gobierno lo vende como un “avance significativo” para apoyar al campesinado, pero la realidad es que detrás de esa fachada hay otra jugada para retener el MLC que producen los vegueros, mientras el pueblo enfrenta apagones, escasez de cigarros y precios que se van por las nubes en el mercado informal.
Promesas vacías y bolsillos llenos para el Estado
Hace apenas unos meses, el mismo Murillo apareció en la televisión prometiendo “mejorar las condiciones de vida de los productores”. Palabras bonitas, sí, pero ninguna mención a lo que de verdad importa: un salario digno.
El tabaco cubano genera más de 100 millones de dólares cada año en exportaciones, pero los campesinos siguen fajados con apagones para regar sus vegas, insumos carísimos y la obligación de pagar en MLC por lo básico para sostener la campaña tabacalera.
La realidad es clara: mientras las divisas engordan las cuentas del Estado, los que cultivan la hoja más famosa del mundo sobreviven con lo justo.
De los Mercedes-Benz a las vitrinas en MLC
La apertura de esta tienda llega justo después del show mediático con la entrega de Mercedes-Benz a algunos vegueros, un “estímulo” que más bien pareció un mecanismo para absorber el dinero virtual en MLC que nunca llega en dólares de verdad a los productores.
Ese MLC, que en la calle se devalúa cada día frente al dólar, solo sirve para comprar en las tiendas del propio régimen. Es como si al campesino lo premiaran con un espejismo: puede tener un carro o una tienda llena de productos importados, pero jamás la libertad de manejar sus divisas como le dé la gana.
La misma trampa de siempre
El nuevo local en Pinar del Río no es apoyo, es control. Una vuelta más en la estrategia de Tabacuba de mantener atado a un sector que mueve cientos de millones en divisas.
Y todo esto bajo la batuta de Murillo, recordado por la desastrosa Tarea Ordenamiento, que hundió aún más la economía cubana. Ahora el hombre regresa con la misma receta: abrir vitrinas en MLC y venderlas como “estímulo”, cuando en realidad son una trampa disfrazada de ayuda.
La vida real frente al cuento oficial
En las vegas pinareñas, los campesinos madrugan para regar con la poca electricidad que hay. En La Habana y Matanzas, los fumadores pagan fortunas por un paquete de cigarros. Y en medio de ese panorama, el régimen presume con tiendas en MLC como si fueran la gran solución.
Pero lo que en verdad muestran estas inauguraciones es la profunda brecha entre el discurso propagandístico y la dura vida del cubano de a pie. Una vez más, el castrismo se las arregla para quedarse con la mejor tajada, dejando a campesinos y consumidores con las manos vacías.