El Tribunal Provincial de Holguín montó otro de sus famosos juicios “ejemplarizantes”, esta vez contra tres cubanos acusados de tráfico de drogas. El proceso fue presentado como parte del llamado “Ejercicio Nacional de Prevención y Enfrentamiento al Delito”, un show judicial más de la maquinaria represiva del castrismo.
La noticia se divulgó a través de la página oficialista Realidades desde Holguín, que no perdió la oportunidad de repetir la propaganda del régimen, calificando el juicio de “profiláctico y preventivo”. Lo curioso es que llegaron a mencionar que sirve incluso para personas con “potencial delictivo”. Dicho en cubano claro: quieren castigar no solo lo que haces, sino lo que ellos creen que podrías hacer en el futuro. Un disparate legal que viola cualquier principio básico de un sistema judicial serio.
Condenas severas y agravantes absurdos
Según la información oficial, los acusados fueron declarados culpables como coautores de tráfico de drogas y recibieron penas de entre 4 y 10 años de prisión. El tribunal, fiel a su estilo de exagerar, consideró como agravante que los hechos ocurrieran de noche. En Cuba, hasta la hora puede ser usada como excusa para meter más años tras las rejas.
Este juicio no es un caso aislado. Forma parte de la campaña nacional de “tolerancia cero”, con la que el régimen pretende vender la idea de que está combatiendo el auge del consumo de drogas, sobre todo los cannabinoides sintéticos, más conocidos en la calle como “químico” o “papelillo”.
Una campaña que mezcla miedo y control
La misma estrategia se repite en todo el país. En La Habana, un tribunal condenó el pasado 22 de septiembre a 15 años de cárcel a José Alberto Ducá Valón, acusado de trasladar y vender cocaína y drogas sintéticas. En Matanzas, otro joven de Jagüey Grande espera sentencia tras admitir que revendía sustancias, aun sin tener antecedentes. La Fiscalía ya pidió siete años de prisión.
El patrón es el mismo: penas desproporcionadas, juicios convertidos en espectáculos y propaganda para meter miedo. Más que justicia, lo que buscan es dejar claro que tienen la sartén por el mango y que cualquiera puede caer, incluso si solo “tiene potencial delictivo”.
Propaganda disfrazada de justicia
El régimen insiste en que estos juicios se celebran con “todas las garantías jurídicas”, pero la realidad es otra. En un país donde los tribunales no son independientes y responden directamente al Partido Comunista, la justicia no es más que un brazo del control político.
El propio Ministerio del Interior admitió hace poco que más de 1,500 personas han sido arrestadas por drogas en la isla y que el consumo de sintéticos está disparado. Pero en vez de atacar las verdaderas causas del problema —desesperanza, miseria, falta de oportunidades—, la dictadura prefiere montar juicios públicos que funcionan como escarmiento.
Al final, lo que debería ser un proceso judicial se convierte en un circo político. Y mientras los titulares oficiales celebran la “tolerancia cero”, el cubano de a pie sigue atrapado entre la represión, la crisis económica y un futuro cada vez más incierto.