El régimen cubano lanzó en las últimas horas una ofensiva digital para levantar la imagen de Raúl Castro, bajo el eslogan “Raúl es Raúl” y etiquetas como #RaúlEsRaúl y #YSigueAquí. Se trata de una campaña propagandística diseñada al detalle, en la que ministerios, medios oficialistas y cuentas vinculadas al aparato represivo del MININT repiten como eco imágenes y frases que presentan al general como un “líder firme y en combate”.
La maquinaria del Partido desempolvó hasta fragmentos del 8vo Congreso del PCC y materiales militares, incluyendo referencias a tanques y escenas de guerra, en un intento desesperado por proyectar vitalidad en un hombre que ya pertenece al pasado.
Un detalle que salta a la vista es la uniformidad visual: los mismos colores verde y blanco, la misma tipografía, idénticos diseños gráficos. Todo con el sello de una operación coordinada desde arriba, donde no se mueve ni un pixel sin que lo apruebe el centro de mando.
Los carteles insisten en la consigna “Con el pie en el estribo”, mostrando a Raúl con medallas y uniforme militar, en poses de archivo y actuales, como si aún estuviera listo para entrar en combate. El Ministerio de Turismo incluso publicó una foto suya saludando con una bandera y la frase: “No se ha bajado, no se ha ido. Su huella sigue marcando el paso”. Una narrativa que raya en lo ridículo para un país sumido en apagones, hambre y desesperanza.
El objetivo de la campaña es evidente: contrarrestar los rumores sobre la muerte de Raúl Castro, que estallaron en redes hace pocos días.
La raíz del bulo
El rumor comenzó el 22 de septiembre, cuando un perfil de Facebook conocido por difundir falsedades, Ignacio Giménez Cuba, aseguró sin pruebas que Raúl había sido trasladado de urgencia a una clínica en La Habana. Habló de “camillas” y “unidades de apoyo vital”, pero nunca mostró fotos ni fuentes confiables.
Un día después, la página Periódico Patria 1892 repitió el texto casi palabra por palabra, y algunos medios internacionales lo recogieron como “fuente no oficial”. El rumor tomó más fuerza cuando una página parodia de CiberCuba publicó un montaje anunciando la supuesta muerte del exmandatario, lo que disparó la viralidad.
Finalmente, el 26 de septiembre, el propio Giménez admitió que había inventado la noticia como una “prueba” para medir la reacción de medios y páginas, lo que confirmó que todo había sido un montaje.
Por qué estos rumores prenden en Cuba
En la isla, la posible muerte de Raúl Castro se percibe como un punto de quiebre. Muchos cubanos lo ven como un acontecimiento capaz de mover piezas dentro del poder y abrir grietas en el sistema. Esa expectativa convierte cualquier ausencia pública en terreno fértil para especulaciones.
El hermetismo del régimen alimenta aún más los rumores. Lo que no informan, la gente lo imagina. Y mientras La Habana guarda silencio sobre la salud de sus líderes históricos, el pueblo llena ese vacío con lo que corre de boca en boca o en redes sociales.
La experiencia con Fidel Castro lo demuestra: antes de su muerte real en 2016, hubo decenas de rumores falsos. La diferencia es que cuando finalmente ocurrió, el anuncio oficial fue inmediato y la repercusión mundial no dejó dudas.
Hoy, la maquinaria propagandística intenta mantener a Raúl en el imaginario como “presente y combativo”, pero la realidad es otra: el pueblo ya no cree en consignas ni en carteles digitales. Los cubanos saben que Raúl es el símbolo de un sistema que se hunde, aunque ellos insistan en pintarlo como eterno.