La inseguridad en Cuba sigue subiendo como la espuma, y esta vez la víctima fue un chofer en La Habana, que terminó asaltado tras caer en una trampa digna de película. Dos hombres vestidos como inspectores lo pararon en un semáforo de El Trigal, subieron a dos supuestos pasajeros y lo que parecía un viaje normal terminó siendo un infierno.
Según la página La Tijera, el hecho ocurrió sobre las 2:00 p.m. del fin de semana. Todo arrancó con el mecanismo habitual que obliga a los autos estatales a recoger pasajeros en las paradas, pero esta vez los que subieron no iban a ningún destino, sino directo al atraco.
Cuando el carro llegó a la zona del Puente de Calabazar, los falsos pasajeros sacaron un arma blanca y lo obligaron a desviarse hacia un sitio desolado cerca del Parque Lenin. Allí lo despojaron de su dinero, el teléfono, la reproductora del auto y todo lo que pudieron cargar, dejándolo abandonado a su suerte. Por suerte salió ileso, pero la tensión del momento pudo acabar en tragedia.
Hasta ahora no se sabe si el chofer denunció el caso, ni si la Policía —que brilla por su ausencia cuando el pueblo la necesita— ha hecho algo para atrapar a los responsables. Tampoco queda claro si los inspectores que permitieron el abordaje en El Trigal estaban metidos en el asunto o fueron simples cómplices por omisión.
La publicación encendió las redes y destapó otra vez la olla de presión: la inseguridad en La Habana y en toda Cuba está fuera de control. Los comentarios reflejaron la indignación de los ciudadanos, cansados de vivir con miedo y sin respuestas del régimen.
Un usuario recordó que los choferes de autos estatales tienen que detenerse obligatoriamente en paradas con inspectores, lo que los hace blanco fácil. Propuso que cada chofer fotografíe a estos “inspectores” y envíe las imágenes a sus familiares como forma de protección. Otros relataron experiencias similares, como choques en Guanabo en los que la Policía se negó a intervenir incluso teniendo pruebas en video.
Las denuncias dejan claro que los delincuentes se han puesto más creativos, mientras el Estado sigue de brazos cruzados. Algunos cubanos ironizaron con que habría que pedir ayuda al programa Tras la Huella o copiar las políticas de seguridad de países como El Salvador, donde al menos la gente puede caminar sin miedo.