En Matanzas la gente anda que no puede más. Un virus misterioso —que algunos llaman dengue, otros chikungunya y muchos simplemente “eso que anda”— está tumbando a medio mundo y dejando historias tan duras como la de una cubana que decidió contar su experiencia en redes sociales. Su video se volvió viral porque lo que relata es, en sus propias palabras, “horrible”.
En su testimonio, grabado entre fiebre y dolores, la mujer describe cómo ha vivido los primeros días de la enfermedad. “Día dos del virus. Esto es negro, esto es horrible. Se te paraliza el cuerpo, las articulaciones, no puedes pararte”, dice con una voz cargada de cansancio. La fiebre, los dolores en piernas y cabeza, y la hinchazón de las articulaciones la dejaron completamente fuera de combate.
Lo que ella cuenta coincide con los síntomas del chikungunya, un virus transmitido por el mosquito Aedes aegypti, confirmado desde julio por el Instituto Pedro Kourí (IPK). Sin embargo, las autoridades cubanas han optado por mirar hacia otro lado: ni hablan de emergencia sanitaria ni dan información clara.
La realidad en la calle es otra. La gente bautizó al brote como “eso que anda”, una frase sacada del repertorio de Los Van Van que ahora se convirtió en la manera popular de nombrar a lo desconocido, lo invisible y lo que está golpeando la vida cotidiana de miles de familias. Si en una cuadra alguien dice “ahí anda eso”, todos entienden que hay enfermos.
El problema no es solo el virus en sí, sino todo lo que lo rodea: falta de medicamentos, hospitales colapsados y un contexto que empeora la situación. La mujer que grabó el video incluso aconseja: “El que tenga la oportunidad de comprar Polivit, que lo haga. Esto es muy fuerte”. Pero claro, conseguir vitaminas o analgésicos en Cuba es como encontrar agua en el desierto.
En Matanzas, la crisis se siente con más fuerza. Basura acumulada, apagones eternos y un sistema de salud que ya no da abasto crean el terreno perfecto para que los mosquitos hagan fiesta. El Hospital Provincial Faustino Pérez está lleno de casos febriles y en barrios como Santa Marta o Cárdenas, vecinos aseguran que casi todos han caído con los mismos síntomas.
Activistas como Amelia Calzadilla han alzado la voz, pidiendo que el gobierno declare de una vez una emergencia sanitaria. La pregunta que muchos se hacen es simple: ¿qué virus es este?, ¿cómo se previene?, ¿qué tratamiento hay? Pero nadie responde. La desinformación se suma al dolor y la incertidumbre.
Mientras tanto, el virus sigue expandiéndose por la isla. Y en Matanzas, la gente solo espera que pase la fiebre, que baje el dolor y que aparezcan soluciones, aunque sea en medio de tanta desprotección. Porque hoy, lo único claro es que “eso que anda” no se va a detener pronto.