En pleno corazón de La Habana, la desesperación por la falta de agua se transformó en protesta este lunes. Una joven salió a la calle Monte con varios cubos vacíos y los plantó en medio del asfalto, bloqueando el tráfico como grito de auxilio tras más de cinco días sin agua en su barrio.
La muchacha, hija de la activista Ariadna Mena Rubio, no se quedó callada ante la miseria cotidiana que impone el régimen. Testigos contaron que cuando un policía intentó quitarle uno de los cubos, ella lo recuperó con firmeza y lo volvió a colocar en la vía. Ese gesto de resistencia, pequeño pero cargado de dignidad, bastó para que la rodearan rápidamente más uniformados.
La imagen de la joven cercada por la policía se volvió viral en redes sociales, acompañada por el mensaje de su madre: “Mi hija rodeada por exigir sus derechos. Abajo la dictadura”. Un eco que refuerza lo que todo cubano siente, pero muchos temen expresar en público.
A la escena también se sumaron otras mujeres, algunas con niños pequeños en brazos, mientras los hombres observaban desde la distancia. Fue una protesta breve, sí, pero simbólica. Demostró el hartazgo de un pueblo que ni siquiera puede garantizar un derecho elemental como el acceso al agua.
La crisis hídrica en La Habana se agrava cada día. Barrios completos como Regla o Centro Habana pasan semanas sin servicio, mientras la empresa estatal Aguas de La Habana se limita a admitir el colapso de sus tuberías viejas y podridas. La gente aguanta hasta que ya no puede más, y entonces las calles se convierten en escenario de reclamos.
Pero lo de la calle Monte tuvo un peso distinto. No fue solo la denuncia por la escasez: fue una acción política abierta, una joven enfrentándose sola al aparato represivo, frente a su comunidad y bajo el manto de la represión del régimen.