El reguetonero cubano Jorge Junior, líder de la agrupación Los 4, finalmente salió a aclarar el misterio de lo ocurrido en Perú durante su más reciente gira, luego de que un mensaje publicado en redes por su hijo Jaide hablara de una supuesta “encerrona” y encendiera las alarmas entre sus seguidores.
En un extenso comunicado, el músico contó que, mientras caminaba por Lima, un hombre lo interceptó acusándolo de deberle 60 mil dólares, y lo hizo acompañado de varias personas armadas. “Gracias a Dios este señor escuchó mi versión y se dio cuenta que no era como le habían pintado”, explicó el artista, asegurando que desde ese momento todo cambió para él y su grupo.
Según narró, Los 4 quedaron prácticamente encerrados en el hotel, bajo medidas de seguridad y con prohibición de salir, lo que convirtió la gira en un verdadero calvario. Jorge Junior responsabilizó directamente a Gian Carlos Borjas, actual mánager del reguetonero Norlan y antiguo colaborador suyo, de difundir la información que desató el conflicto.
“El objetivo era desestabilizar y que Los 4 no tocaran más en Lima”, acusó, señalando además que Borjas habría tenido que ver en la denuncia presentada en su contra.
El músico describió noches de tensión, familias angustiadas y empresarios desesperados por la situación. “No te importó que yo viajé con mi hijo y mi familia. Tu objetivo era confundir y dañarnos”, lanzó contra Borjas, dejando claro que lo considera responsable de todo lo ocurrido.
El propio Jorge Junior recordó que ya en septiembre él y su hijo habían insinuado en redes que atravesaban por un momento complicado en Perú, pero fue ahora cuando decidió soltar todos los detalles y dar su versión de los hechos.
En su declaración, el reguetonero no solo criticó duramente a Borjas, a quien calificó de “farsa”, sino que también defendió el prestigio de Los 4. “Hagas lo que hagas, a Los 4 no hay quien los tumbe, y el pueblo de Perú sabe bien quién dice la verdad”, afirmó.
Más allá de la polémica entre músicos, lo cierto es que el episodio dejó al descubierto un lado oscuro del mundo artístico cubano en el exilio, donde los egos, las rivalidades y hasta las viejas conexiones con la policía en Cuba terminan salpicando las carreras.
Y en medio de todo, mientras artistas pelean por espacio y contratos, el régimen en La Habana se frota las manos, feliz de ver cómo los cubanos en el extranjero se enredan entre ellos, en lugar de unir fuerzas para visibilizar las miserias de la dictadura.