Un accidente en pleno corazón de Matanzas volvió a destapar la fragilidad de la infraestructura cubana y la desidia del régimen frente a la seguridad ciudadana. Este lunes, un triciclo eléctrico se precipitó desde el puente del Viaducto, dejando al menos seis personas heridas, entre ellas una mujer y una niña.
La noticia salió a la luz por medio del periodista oficialista Pedro Rizo, quien publicó imágenes del siniestro en redes sociales. Las fotos muestran la magnitud de la caída desde uno de los puntos más transitados de la capital yumurina, un lugar que ya arrastra un historial de accidentes similares.
Según la versión oficial, el primer secretario del Partido en Matanzas, Mario Sabines Lorenzo, se personó en el lugar como si su presencia resolviera algo. Los heridos fueron trasladados al hospital, aunque hasta ahora no se han dado detalles sobre sus identidades ni sobre la gravedad de su estado. Transparencia cero, como ya es costumbre.
El Viaducto de Matanzas no es un puente cualquiera: es un punto neurálgico de la ciudad. Sin embargo, su estado es un reflejo del abandono. En 2021, un auto también terminó en el agua tras romper las endebles barandas del mismo puente. Aquella vez, el chofer logró salvar la vida de milagro, gracias a la ayuda de transeúntes que se lanzaron a socorrerlo.
Lo que no cambia es el guion. Bomberos y tropas del MININT llegaron, organizaron un operativo de varias horas y sacaron el vehículo del agua. Pero al final todo sigue igual: barandas deterioradas, puentes sin mantenimiento y un pueblo expuesto al peligro cada vez que se monta en un carro o cruza una vía principal.
En cualquier país serio, un accidente de este tipo sería un llamado urgente a reforzar la seguridad vial y revisar la infraestructura. En Cuba, se convierte en otra noticia que el aparato oficial manipula, ocultando responsabilidades y maquillando la tragedia. Al final, el pueblo sigue pagando las consecuencias de vivir bajo un régimen que solo reacciona cuando ya hay heridos o muertos sobre el asfalto.