En Cuba, la crisis alimentaria ya no es solo una cifra en los reportes oficiales: se refleja en la calle, en los mercados y hasta en los ríos. En el oriente del país, el pitirre abejero, ese ave migratoria que suele criar en la isla y luego volar hacia Sudamérica cada invierno, se ha convertido en un bien codiciado en el mercado negro. Hoy, una libra de este pájaro se vende a 400 pesos, apenas un dólar en el cambio informal, revelando la gravedad de la escasez.
El observatorio independiente Food Monitor Program (FMP) denunció esta situación en la red social X, señalando que la caza de estas aves ya es una estrategia de subsistencia para muchas familias. Sin embargo, el costo ecológico es alto. “El pitirre abejero no es solo carne, es un controlador natural de insectos y ayuda a equilibrar los ecosistemas”, alertaron los especialistas, recordando que su desaparición puede tener un efecto dominó en la biodiversidad local.
Estas aves, durante su migración estacional, se concentran en ríos, lagunas y otros espejos de agua, lo que facilita su captura con armas improvisadas, desde rifles de aire comprimido hasta escopetas reguladas por la ley cubana. Lo que para algunos es “sobrevivir”, para la naturaleza es un golpe fuerte. Según los denunciantes, este fenómeno evidencia la paradoja de la crisis: un recurso natural que antes era parte del equilibrio ecológico ahora se transforma en alimento de emergencia, mientras la especie queda cada vez más vulnerable.
El informe de FMP también señala que la caza indiscriminada, sumada a la deforestación y la presión sobre otros recursos, pone en riesgo las rutas migratorias del pitirre. La escasez no se detiene allí: jutías, iguanas, cangrejos y camarones de río se han sumado a la lista de alimentos capturados ilegalmente, todo para paliar la falta de comida en hogares que ya no tienen dónde más recurrir.
El programa hizo un llamado al régimen cubano para que adopte políticas de justicia social y protección ambiental, capaces de garantizar sostenibilidad sin criminalizar la subsistencia. La realidad, dicen los expertos, es que mientras el gobierno ignora la crisis, los ciudadanos continúan recurriendo a la naturaleza para llenar el estómago, poniendo en riesgo no solo su seguridad alimentaria, sino también el equilibrio del ecosistema cubano.