La mañana de este jueves, una fuerte explosión sacudió al Hotel Brisas del Mar de Caibarién, en Villa Clara, dejando tres trabajadores heridos, uno de ellos en estado crítico. El siniestro, provocado por un cilindro de gas, no solo desató un incendio que fue sofocado rápidamente por los bomberos, sino que también volvió a poner sobre la mesa el desastre de la infraestructura y la falta de seguridad en la isla.
Los lesionados fueron trasladados al Hospital Arnaldo Milián Castro de Santa Clara, donde reciben atención especializada en la sala de quemados. El caso más grave es el de Geovany Lugo Bacallao, de 53 años, quien presenta quemaduras en casi la mitad de su cuerpo y permanece en estado crítico. Otro trabajador, Yoan Alonso Amado, de 28 años, sufrió lesiones en más de un 25% de su superficie corporal y su estado también es muy delicado. El tercero, Diego Martínez García, de 38 años, presenta quemaduras más leves, aunque igualmente está bajo observación médica.
Según las autoridades sanitarias, el equipo médico hace lo posible por estabilizar a los pacientes y han asegurado que cuentan con los recursos necesarios. Sin embargo, la realidad cubana demuestra todo lo contrario: hospitales colapsados, carencia de insumos y un sistema de salud que apenas sobrevive mientras el régimen sigue repitiendo el mismo discurso triunfalista de siempre.
Los tres afectados eran empleados del hotel: dos cocineros y el administrador, lo que evidencia cómo los trabajadores cubanos arriesgan su vida en instalaciones estatales que operan con equipos deteriorados y sin las medidas de seguridad mínimas.
La Agencia Cubana de Noticias (ACN) confirmó que el accidente se originó tras la explosión de un cilindro de gas licuado en el interior del hotel, una instalación perteneciente a la empresa estatal de Comercio, Gastronomía y Servicios. Como era de esperar, rápidamente aparecieron en la escena las autoridades del Partido Comunista y funcionarios del gobierno, más preocupados por posar para la foto que por la verdadera situación de las víctimas y sus familias.
El teniente coronel Ernesto Lima, del Cuerpo de Bomberos, informó que el fuego fue extinguido con rapidez y que se investigan las causas. Pero en Cuba ya no es un secreto: las fugas y explosiones de gas son cada vez más frecuentes, resultado de un sistema obsoleto, mal mantenido y completamente abandonado por la dictadura.
Este caso se suma a una larga lista de tragedias similares en la isla. En La Habana, un mecánico perdió la vida en un taller tras explotar una bala de gas que provocó un incendio de gran magnitud. En Arroyo Naranjo, meses atrás, otro estallido dejó heridos y destrozó una vivienda. Y en 2022, una fuga en la capital también causó una fuerte explosión en una cocina, dejando importantes daños materiales.
