En Cuba cada día nos sorprende una noticia más dura que la anterior. Esta vez, el centro de la conmoción fue Nueva Gerona, en la Isla de la Juventud, donde un niño de apenas dos años terminó hospitalizado tras ser lanzado desde un segundo piso por un hombre con problemas mentales. El pequeño, identificado como Lían, está en terapia intensiva, luchando por su vida, mientras la comunidad no sale del asombro por lo sucedido.
El caso salió a la luz gracias a una publicación en Facebook de Carlos Ramón Casasayas Calafell, abuelo del menor. En su mensaje, compartió con dolor lo ocurrido: “Ha ocurrido una desgracia. Un sobrino loco de Liuris, exesposa de mi hijo Ernesto, lanzó a Lían, mi nietecito que este 30 de septiembre cumple 2 años, desde un segundo piso… En estos momentos el niño está en terapia”. Una noticia que rápidamente corrió como pólvora en redes sociales y dejó a muchos con el corazón encogido.
Hasta ahora, no hay información oficial detallada sobre la salud actual del niño ni sobre las acciones que se han tomado respecto al agresor. Lo que se sabe es que se trata de un familiar de la expareja del padre del menor y que supuestamente padece problemas psicológicos. Sin embargo, no se ha dado un diagnóstico confirmado ni se sabe si existe un proceso legal en curso contra él.
Mientras tanto, el pequeño Lían fue trasladado inmediatamente al hospital y permanece bajo los cuidados intensivos del personal médico. La situación es delicada y, aunque hay esperanza, toda la atención de vecinos, amigos y familiares está puesta en su recuperación. La Isla de la Juventud, un lugar habitualmente tranquilo, vive ahora momentos de tensión e incertidumbre.
Lamentablemente, este no es un hecho aislado en Cuba. En febrero de 2025, otro suceso similar sacudió a Jatibonico, en Sancti Spíritus, cuando un hombre diagnosticado con esquizofrenia lanzó a su sobrinita Nathaly desde un cuarto piso. Milagrosamente, la niña sobrevivió tras ser atendida de urgencia en el hospital pediátrico provincial.
Estos episodios ponen sobre la mesa un problema que cada vez se hace más evidente: el abandono de la salud mental en Cuba. Desde hace años, pacientes con enfermedades como la esquizofrenia enfrentan la escasez de medicamentos, y las familias se ven obligadas a ingeniárselas como pueden. De hecho, no hace mucho se conoció el caso de una madre que construyó una especie de celda improvisada en su casa para evitar que su hijo, sin medicación, pusiera en riesgo a otros.
Lo ocurrido con el pequeño Lían es un recordatorio doloroso de las consecuencias que puede traer la falta de atención adecuada a la salud mental. Mientras los recursos sigan siendo escasos y el tema permanezca en segundo plano, tragedias como estas seguirán apareciendo en titulares, dejando a comunidades enteras marcadas por el miedo y la impotencia.
