El cantante Israel Rojas, líder del dúo Buena Fe y uno de los artistas más fieles al régimen, sorprendió a muchos con un mensaje publicado en Facebook donde, por primera vez, reconoce abiertamente la gravedad de la crisis que vive Cuba.
“Todo el mundo tiene derecho, el deber y casi la obligación de expresar su dolor como lo vive”, escribió Rojas, en un tono que pocos esperaban de alguien que durante años fue la voz oficialista de la complacencia.
El artista admitió que “lo que estamos pasando es de una gravedad inefable”, y añadió que la impotencia y la rabia que siente son tan grandes que “a veces creo que no voy a llegar a mañana”.
Estas palabras, que suenan a desahogo, marcan un giro radical en el discurso del cantante, quien hasta hace poco justificaba la represión y negaba las injusticias que hoy dice ver por todas partes.
Del defensor de la represión al hombre agobiado por la realidad
Resulta imposible olvidar que durante las protestas del 11 de julio de 2021, mientras miles de cubanos salían a las calles a exigir libertad, Rojas apareció en la televisión estatal apoyando la represión contra los manifestantes. Defendió al régimen con entusiasmo y repitió los mismos argumentos que el aparato propagandístico del Partido Comunista usa para criminalizar cualquier forma de protesta.
Más tarde, en 2023, negó públicamente la existencia de presos políticos, restando importancia al encarcelamiento de cientos de jóvenes que hoy siguen cumpliendo condenas injustas por haber gritado “¡Libertad!”.
Ahora, paradójicamente, el mismo hombre que aplaudió los golpes y las detenciones, habla de rabia, impotencia e injusticia. Rojas agradeció a quienes lo ayudan a “sobrevivir un día más ayudando a otro” y reconoció que la situación del país ha tocado fondo.
Aunque intenta ser prudente, sus palabras dejan ver que la desesperación del pueblo cubano ya no puede esconderse ni detrás del discurso oficialista. Sin mencionarlo directamente, el cantante termina señalando la incapacidad de un gobierno que no garantiza ni comida, ni medicinas, ni electricidad, ni agua, y mucho menos esperanza.
Protestas en La Habana: el pueblo ya no aguanta más
Mientras Rojas habla de “insoportable impotencia”, en las calles de Centro Habana decenas de vecinos protestan tras soportar más de 20 horas diarias de apagones y una escasez brutal de agua potable.
Videos compartidos por usuarios como Saúl Manuel y Enrique Hernández muestran cacerolazos, fogatas y gritos de “¡Libertad!” en plena vía pública. Las imágenes hablan por sí solas: familias enteras, incluso con niños, bloqueando calles y desafiando el miedo.
Según reportes de la Empresa Eléctrica de La Habana, la capital ha sufrido déficits de hasta 296 MW en los horarios más críticos, dejando barrios enteros sumidos en la oscuridad.
Pero la pesadilla no termina ahí. En amplias zonas de la ciudad, las roturas en la conductora de Cuenca Sur han dejado a miles sin agua durante semanas. Los vecinos, desesperados, tienen que pagar pipas privadas a precios abusivos que apenas alcanzan para unos días.
Todo esto ocurre mientras el régimen, lejos de ofrecer soluciones reales, se limita a prometer “acciones correctivas” y a culpar a factores externos, como si la miseria fuera importada y no consecuencia directa de su ineptitud.
Una contradicción que dice mucho
El mensaje de Israel Rojas llega en uno de los momentos más duros para la isla, cuando la rabia popular está al borde del estallido. Su discurso, aunque tibio y tardío, deja al descubierto el desgaste del relato oficial.
El artista que un día defendió la represión hoy parece quebrado por la misma realidad que ayudó a silenciar. Y aunque no lo diga abiertamente, sus palabras son un reflejo del desencanto general que carcome hasta a los más fieles al sistema.