La crisis del agua en La Habana vuelve a sacar a los cubanos a la calle, y como siempre, el régimen responde con lo único que sabe hacer: represión. Este viernes, la Seguridad del Estado citó a dos jóvenes habaneras por atreverse a pedir algo tan básico como agua potable, un derecho que el gobierno hace años convirtió en lujo.
Las afectadas son Magalis y Sabrina Anglada Mena, hijas de la opositora exiliada Ariadna Mena Rubio, quienes deberán presentarse ante la PNR de Dragones, en pleno Centro Habana. La noticia corrió como pólvora en redes sociales, acompañada del mensaje contundente de su madre desde el exilio: “¡Abajo la dictadura y bien!”.
Según contó la activista Lara Crofs, las muchachas fueron citadas para ser “entrevistadas” por un oficial de la Contrainteligencia conocido como Anthony. En realidad, todos saben lo que eso significa: intimidación, amenazas y chantaje político. Crofs fue clara al denunciar que “el único delito de estas jóvenes fue salir a reclamar su derecho a una vida digna”.
Todo esto ocurre apenas días después de que una joven habanera, cubo en mano, paralizara el tráfico en la calle Monte para protestar porque su barrio llevaba más de cinco días sin agua. Su gesto despertó la solidaridad inmediata de otras mujeres, algunas con niños, que se unieron al reclamo mientras los hombres, temerosos de represalias, observaban desde lejos.
La escena fue breve, pero poderosa. En medio del calor, la desesperación y la impotencia, esa joven —con su cubo como bandera— encarnó el hartazgo de un pueblo que ya no aguanta más promesas vacías ni justificaciones absurdas. Hasta un policía intentó arrebatarle el cubo, pero ella se lo quitó de vuelta y volvió a ponerlo en medio de la calle, demostrando que en Cuba todavía hay coraje.
En barrios como Centro Habana y Regla, el agua se ha convertido en un bien escaso, y la empresa estatal Aguas de La Habana se limita a culpar a las “redes obsoletas” y la “falta de piezas”. Pero la verdad es que lo que está colapsado no son las tuberías, sino el sistema completo. En lugar de resolver, el régimen prefiere citar, vigilar y encarcelar.
Desde Miami, Ariadna Mena Rubio no ha parado de denunciar la persecución contra sus hijas y los atropellos que sufren los cubanos por alzar la voz. Exiliada desde 2023, ha mantenido su compromiso con la defensa de los derechos humanos y los presos políticos, recordando constantemente nombres como José Daniel Ferrer y Maykel Osorbo, símbolos de una resistencia que no se rinde.
Lo ocurrido con Magalis y Sabrina es un retrato fiel del país actual: un lugar donde protestar por agua te puede costar la libertad, y donde el Estado responde a la sed del pueblo con más represión.