Una tragedia estremeció a Santiago de Cuba este fin de semana, cuando una madre cubana perdió la vida tras ser atropellada por un ómnibus Yutong en las cercanías de la fábrica de aceite, justo en la entrada al reparto donde se encuentra la prisión de Mar Verde.
La víctima fue identificada como Yurinet Despaigne Sentil, una joven madre de un niño de apenas cinco años. Viajaba en bicicleta junto a otra persona —aún sin identificar— cuando ocurrió el fatal accidente.
El vehículo involucrado, perteneciente a Transtur y al servicio de la termoeléctrica Renté, embistió a la mujer con tal fuerza que murió en el acto, según detalló el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada en su perfil de Facebook.
Hasta el momento, no se ha informado oficialmente sobre el estado de salud de la persona que acompañaba a Yurinet en la bicicleta. “Fue algo muy fuerte, imposible de olvidar”, relató un familiar devastado por la pérdida.
Vecinos del lugar describieron la escena como desgarradora. El accidente ocurrió en una vía conocida por su peligro, donde a diario circulan ómnibus, camiones, bicicletas y peatones sin que existan las condiciones mínimas de seguridad vial. La falta de señalización, el mal estado del pavimento y la pobre iluminación convierten ese tramo en una trampa mortal para cualquiera que lo transite.
Tras el suceso, residentes del reparto Mar Verde y zonas cercanas exigieron acciones inmediatas: mejor alumbrado, pasos peatonales visibles, señales de tránsito y control del tráfico en las horas más críticas. También pidieron campañas de educación vial tanto para conductores como para ciclistas, cansados de ver cómo las autoridades solo reaccionan cuando ya hay muertos sobre el asfalto.
Una vez más, la tragedia deja al descubierto el abandono institucional que impera en Cuba, donde las muertes por accidentes de tránsito se vuelven parte del paisaje diario y las promesas oficiales de “mejorar la seguridad vial” se quedan en discursos vacíos.