El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) incluyó esta semana en su lista de los peores delincuentes extranjeros arrestados en territorio estadounidense a un ciudadano cubano con un largo prontuario delictivo. Se trata de William Segade Herrera, un hombre sin estatus legal en el país norteamericano y con al menos 11 condenas por delitos graves, entre ellos tráfico de drogas, violencia doméstica y robos.
Según un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el cubano se encuentra recluido en el centro de detención Speedway Slammer, en Indiana, una instalación recién inaugurada que alberga a algunos de los delincuentes extranjeros más peligrosos detenidos por el ICE. Allí conviven criminales reincidentes, pandilleros, maltratadores y personas acusadas de delitos con armas o narcotráfico.
Un historial lleno de delitos
Segade Herrera fue arrestado en varias ocasiones por violencia doméstica y posesión de metanfetamina. Las autoridades lo condenaron por agresión agravada con arma, posesión de drogas, hurto en tiendas, violaciones de tráfico y uso de equipamiento para el tráfico de narcóticos. Su expediente criminal refleja una conducta reiterada y violenta que lo colocó en la mira de las autoridades migratorias.
La subsecretaria de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, recordó que quienes se encuentren ilegalmente en Estados Unidos y violen las leyes del país “serán localizados, arrestados y deportados”. Además, advirtió que algunos podrían ser enviados no solo a sus países de origen, sino también a centros de detención o terceros países, como parte de la política migratoria impulsada por la administración de Donald Trump.
Posible deportación y el papel del régimen cubano
Aunque el comunicado del DHS no lo detalla, Segade Herrera podría no regresar a Cuba. El régimen de La Habana mantiene desde hace años una política de negarse a recibir a cubanos con antecedentes penales o que hayan salido de la isla antes de enero de 2017. Esa negativa ha complicado cientos de procesos de deportación y ha forzado a Washington a buscar terceros destinos para muchos de estos reclusos.
En varios casos recientes, inmigrantes cubanos con historial criminal fueron deportados a países como Sudán del Sur, Esuatini o México, algo que se hizo posible gracias a un fallo de la Corte Suprema estadounidense en junio, que autorizó las deportaciones a territorios distintos al país de origen, incluso cuando el deportado pudiera correr riesgo de tortura o muerte.
Cifras que muestran la magnitud del problema
Entre enero y septiembre de este año, 999 cubanos fueron deportados por vía aérea desde Estados Unidos bajo los acuerdos migratorios bilaterales. Sin embargo, según datos del DHS, existen más de 42,000 ciudadanos cubanos con órdenes de deportación definitiva pendientes, bloqueadas en su mayoría por la falta de cooperación del régimen.
Mientras La Habana se hace la desentendida, muchos de estos casos se acumulan en el sistema judicial estadounidense, y el costo recae sobre los contribuyentes norteamericanos, que deben mantener a los reclusos en centros de detención durante años.
