Cinco personas fueron condenadas en Pinar del Río por una cadena de robos que tuvo en jaque a centros recreativos y viviendas de la provincia entre 2023 y 2024. Las penas van desde tres hasta nueve años de prisión, según informaron medios oficiales del régimen, que como de costumbre evitaron revelar las identidades de los acusados.
El Tribunal Provincial Popular de Pinar del Río fue el encargado de dictar las sanciones el pasado 23 de septiembre, tras acusar a los implicados de robo con fuerza, hurto y receptación continuada, entre otros delitos. Cuatro de ellos fueron enviados a prisión, mientras que uno recibió una condena de cinco años de trabajo correccional con internamiento, una de esas “medidas blandas” que el sistema aplica sin dar mayores explicaciones.
Los hechos ocurrieron entre finales de 2023 y julio de este año. Los delincuentes irrumpieron repetidamente en locales estatales como el Cabaret Rumayor y el Centro Comercial Alameda, este último asaltado más de cinco veces. De allí se llevaron grandes cantidades de mercancías, que luego revendían con total impunidad en el mercado negro. También se les atribuyen robos en varias viviendas particulares dentro de la ciudad pinareña.
De acuerdo con el comunicado oficial, los artículos sustraídos eran vendidos a otro de los implicados, completando así una red de robos y reventa que operaba bajo las narices de las autoridades. A los condenados se les ordenó resarcir los daños materiales y se les impuso, además, la prohibición de salir del país, como si eso fuera algún castigo adicional en una isla donde el encierro ya es general.
Mientras tanto, la inseguridad en Cuba sigue en ascenso. Los robos con violencia, asaltos y hurtos se han vuelto parte del día a día, y la gente vive con miedo hasta de salir de noche o dejar sola su casa. En vez de enfrentar las verdaderas causas del problema —la pobreza, la falta de oportunidades y la desesperación generalizada—, el régimen responde con juicios “ejemplarizantes” y operativos policiales mediáticos que solo buscan aparentar control.
Este juicio en Pinar del Río fue parte del llamado “Ejercicio Nacional de prevención y enfrentamiento al delito, la corrupción, las drogas y las ilegalidades”, un show montado por el régimen bajo la etiqueta de Cuba Segura. Pero la realidad es otra: Cuba está cada vez más insegura, más violenta y más hundida en la miseria.
Por esos mismos días, otro tribunal —esta vez en Mayabeque— condenó a diez años de cárcel a un hombre que asaltó una vivienda en Güines armado con un machete, amenazando a un padre y a su hijo. Un caso más que demuestra cómo la violencia se ha convertido en el pan de cada día mientras el gobierno sigue mirando hacia otro lado, ocupado en su propio discurso vacío sobre “tranquilidad ciudadana” y “orden interior”.
