En plena crisis energética que tiene a Cuba al borde del colapso, Miguel Díaz-Canel decidió ponerle un freno a los emprendedores privados: los negocios que consuman más electricidad de la que les asignaron no pueden pasarse de su cuota, advirtió el gobernante desde su despacho en Santa Clara.
El mensaje fue claro y sin rodeos: quien no cumpla con el plan eléctrico, aunque pueda pagar las facturas, verá su negocio cerrado. “No se puede permitir el derroche, aunque puedan pagar la electricidad. El lugar que incumpla su plan se cierra”, declaró Díaz-Canel, dejando a los pequeños empresarios atrapados entre pagar o cerrar.
La advertencia llega en un momento crítico, donde los apagones se han vuelto parte del día a día y la falta de electricidad afecta tanto a los hogares como a los negocios privados. Los emprendedores enfrentan tarifas eléctricas infladas, importaciones de equipos imposibles de costear, racionamiento de combustible y multas constantes, mientras el Estado no hace más que poner trabas a quienes intentan sobrevivir.
En redes sociales, la frustración de los cubanos no se hizo esperar. Un usuario resumió la situación con ironía y desesperación: “Suben las tarifas, lucran con la importación de equipos, te exigen ahorro, te racionan el combustible, te multan y te funden a apagones… y aun así, si logras pagar la factura, te cierran el negocio”. Otros cuestionan la doble moral del régimen: “¿Por qué no controlan primero su propio consumo en las oficinas y empresas estatales?”, se preguntan, refiriéndose a la opulencia del aparato estatal frente al sacrificio del pueblo.
Muchos emprendedores reconocen que las condiciones son tan duras que mantener un negocio activo se ha vuelto casi una lucha diaria: “Tenemos que seguir luchando, pero a veces las condiciones son tan difíciles que no sabemos por cuánto tiempo más podremos mantenernos”, comenta un afectado.
El control estricto del consumo eléctrico es solo una de las tantas medidas represivas que buscan ahogar la economía privada, un sector que ha demostrado ser vital para la supervivencia de numerosas familias cubanas en los últimos años. A pesar de que el Partido Comunista admite que permitir negocios privados es un “mal necesario”, la realidad es que el ecosistema emprendedor en Cuba sigue siendo un terreno hostil, donde la mayoría solo logra sostenerse gracias a conexiones con miembros de la cúpula del poder.
