El testimonio de Dayron Ramos, médico de La Habana, se ha vuelto viral en redes sociales por la crudeza con la que expone la crisis que viven los profesionales de la salud y la población en general en Cuba. Con un tono directo y sin filtros, Ramos denuncia las condiciones extremas que enfrenta día a día y cómo los salarios míseros no alcanzan ni para cubrir lo más básico.
“Ya para mí no son buenos días, ni buenas tardes, ni nada, porque desde que triunfó la revolución no hay un salao buen día para mí, ya estoy obstinado”, comenzó diciendo, dejando claro el cansancio emocional y económico que arrastra desde hace años. Su sinceridad y el hecho de identificarse con nombre y dirección son un desafío directo al miedo que el régimen suele infundir a quienes critican las políticas del país.
Ramos relató que vive con tres personas mayores y un niño diagnosticado con autismo, cuya madre falleció cuando tenía apenas dos años. “Una persona preparada, estudiada, y como yo, hay miles de médicos que también están pasando trabajo. No tengo ni para comer”, confesó, mostrando que incluso quienes pertenecen a sectores esenciales como la salud sufren la precariedad.
Uno de los problemas más dolorosos para el médico ha sido encontrar una escuela adecuada para su hijo. A pesar de realizar todos los trámites posibles, desde el Ministerio de Educación hasta diferentes instituciones locales, no logró obtener una solución satisfactoria. “Al niño no le asignaron círculo, fui aquí, fui allá, y nadie resolvió nada”, denunció. Cuando finalmente fue inscrito, enfrentó maltratos que obligaron a Ramos a buscar alternativas por su cuenta.
El médico no se guardó críticas al sistema: “Mucha reunión, mucho bla bla bla, pero al final nadie hace nada. Toda esa gente que está ahí en esas reuniones es porque tienen comida asignada, carro, gasolina, chofer… Al resto nos hacen la vida imposible. Todo es una mentira y un engaño”. Según él, el miedo silencia a quienes deberían alzar la voz en esas instancias, dejando a la población sin soluciones reales.
Dayron concluye con una frase que resume la frustración de muchos cubanos: “Todos se han ido porque no hay nada en este país”. Su testimonio ha resonado entre miles de usuarios, generando debates y solidaridad en redes sociales, donde muchos reconocen que la historia de Ramos refleja la realidad de innumerables familias que luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más hostil.