En medio del hambre que aprieta cada vez más a las familias cubanas, el régimen vuelve a tirar de su repertorio de promesas vacías. Esta vez, desde Ciego de Ávila, aseguran que la solución está en sembrar girasol y otras plantas oleaginosas para producir aceite comestible “nacional” y así reducir las importaciones.
Según el diario Granma, vocero fiel del castrismo, la provincia ya tiene más de 650 hectáreas plantadas entre los municipios de Ciego de Ávila, Baraguá y Ciro Redondo. Todo bajo el viejo cuento de la “soberanía alimentaria”, esa frase gastada que el gobierno repite mientras el pueblo sigue haciendo milagros para cocinar con lo poco que aparece.
El ingeniero agrónomo Rolando Macías Cárdenas, uno de los productores implicados en el plan, contó que sembró nueve hectáreas de girasol después de la papa. Aunque reconoció que los apagones, la falta de agua y la escasez de insumos complicaron el proceso, se mostró conforme con el resultado. “Logramos seis toneladas de semillas en nueve hectáreas, un rendimiento aceptable pese a las dificultades”, declaró al medio oficial.
Sin embargo, el propio Macías admitió que el proyecto está lleno de obstáculos: no hay semillas suficientes, los fertilizantes escasean, falta combustible y la maquinaria apenas funciona. Tampoco está claro cómo se comercializará el aceite, si es que algún día llega al mercado. “No fue todo lo exitoso que esperábamos, pero no tuvimos pérdidas y eso nos anima a continuar”, comentó con resignación.
Otros agricultores, como Roberto Perdomo Díaz, también se sumaron al plan con cultivos de girasol y maní, aunque enfrentan el mismo panorama: campos sin recursos, suelos agotados y promesas incumplidas. “Hay que luchar contra el déficit de recursos, porque no podemos dejar morir lo que nació con tanto esfuerzo”, afirmó.
El programa, lanzado en 2024, también incluye ajonjolí, soya y maní, y según el gobierno cuenta con el apoyo de “centros científicos” que supuestamente trabajan en biofertilizantes y nuevas tecnologías agrícolas. Ingenieros de la empresa agroindustrial Bolivia y del complejo genético Turiguanó dicen estar diseñando máquinas extractoras de aceite, otro de esos proyectos que suelen quedarse en los planes y nunca llegan a los estantes.
El gobierno provincial presume que la iniciativa ha generado empleos para mujeres y jóvenes, pero los especialistas advierten que el impacto real será mínimo si no hay condiciones para producir a gran escala y si el aceite no llega, como siempre, al plato del cubano de a pie.
Y mientras el régimen vende la siembra de girasol como un avance, la realidad golpea sin piedad: los precios del aceite siguen por las nubes. Un periodista oficialista en Matanzas se quejó recientemente de que un simple pomo de aceite cuesta 1,400 pesos, casi lo mismo que la pensión mínima. “Cien pesos más y se equipara a la chequera de mi abuela”, escribió.