Si pensabas que el surf solo se hace en el mar, prepárate para reír y sorprenderte: un joven cubano decidió surfear… en un charco de La Habana. Sí, leíste bien, ¡en un charco! El video, publicado por el perfil de Instagram @el_loco_de_playa_, se ha vuelto viral y ha conquistado las redes con una combinación de humor, ingenio y esa cubanía tan única.
El protagonista es Yosmel Rodríguez Sánchez, quien tomó una tabla aparentemente rescatada del basurero y se lanzó a una improvisada “ola” provocada por sus amigos, que lo arrastraban a toda velocidad por un charco de agua acumulada en la calle por un salidero. La escena es tan absurda como divertida: el agua salpicando, risas por todos lados y la tabla que se tambalea de un lado a otro mientras Yosmel mantiene el equilibrio.
El video ha desatado reacciones cargadas de humor y nostalgia entre los usuarios de redes. Comentarios como “Creando anticuerpos a la antigua”, “a 200 millas en una tabla” y “esto sí es diversión” se multiplican, mientras los internautas recuerdan con una sonrisa sus propias ocurrencias de la infancia.
Lo más bonito de este “surf urbano” es que refleja la creatividad de los niños y jóvenes cubanos. En un país donde la oportunidad de practicar surf real está al alcance de muy pocos, Yosmel y sus amigos convierten cualquier charco en una aventura. Es un recordatorio de la infancia sin internet, sin videojuegos y, a veces, sin corriente eléctrica, donde la imaginación y el ingenio eran el motor principal del entretenimiento.
Varios niños corren detrás del “surfista del charco”, chapoteando, riendo y gritando, mientras de fondo se pueden ver las calles con basura acumulada y el pavimento mojado. La mezcla de humor, diversión y un toque de crítica social hace que el video sea mucho más que un simple juego: es una postal de resiliencia y creatividad frente a la escasez.
Un usuario resumió perfectamente el sentimiento que provoca la escena: “Entretenimientos que los niños primermundistas nunca tendrán”. Y es que, entre risas y salpicones, se nota cómo los cubanos logran transformar lo que podría ser frustración en diversión pura.
Al final, el surf en charcos de La Habana es más que un juego: es ingenio, alegría y ese toque cubano que convierte cualquier situación en una historia para contar.