El régimen cubano volvió a tirar la casa por la ventana este jueves con otra de sus “manifestaciones masivas”, esta vez en la Tribuna Antiimperialista José Martí, justo frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana. Según la propaganda oficial, más de 100 mil habaneros salieron a gritar consignas, pero los números no cuadran ni aunque los cuenten dos veces.
Imágenes aéreas y cálculos independientes demuestran que el número real de asistentes podría ser tres o hasta seis veces menor. O sea, mientras el gobierno vende su “multitud” en redes, los hechos dicen otra cosa muy distinta.
En su cuenta oficial en X (antes Twitter), el régimen repitió el mismo libreto de siempre: “Más de 100,000 habaneros levantaron su voz en nombre del pueblo de #Cuba para denunciar el genocidio que comete el régimen sionista de Israel con la complicidad de EE. UU.”. Y, por supuesto, el periódico Granma, fiel vocero del Partido Comunista, copió el mensaje palabra por palabra, destacando la presencia del “presidente” Díaz-Canel y todo su séquito.
Las imágenes los desmienten
Las fotos panorámicas del evento cuentan una historia muy distinta. Un análisis hecho con apoyo de inteligencia artificial y criterios internacionales de densidad de multitudes calculó que el espacio ocupado tenía unos 8 mil metros cuadrados. Si se aplica una densidad alta, podrían caber unas 32 mil personas, y con densidad media, apenas unas 16 mil.
En resumen, la verdadera asistencia rondó entre 15 mil y 30 mil personas, muy lejos de los 100 mil que pregonan los medios del régimen. Una vez más, el gobierno infla cifras para aparentar respaldo popular que no existe.
Un acto de propaganda, no de solidaridad
El show político fue dirigido por Miguel Díaz-Canel, rodeado de pioneros, estudiantes palestinos becados y representantes de la “sociedad civil socialista”, ese grupo que solo existe cuando el gobierno necesita llenar una tribuna. El discurso oficial lo pintó como una “muestra de apoyo del pueblo cubano a Palestina”, pero todos saben que se trató de otro acto de propaganda política para lavar la imagen del régimen.
En redes sociales, muchos cubanos criticaron la supuesta espontaneidad del evento. Varios denunciaron que los centros de trabajo, escuelas y universidades recibieron orientaciones para garantizar la asistencia. En buen cubano: fue una marcha obligatoria, como todas las demás.
Sin combustible, pero con transporte para la propaganda
Lo más curioso es que, mientras el país sufre una escasez brutal de combustible, el gobierno logró mover ómnibus escolares y laborales para llenar la Tribuna Antiimperialista desde temprano en la mañana.
En medio de apagones, colas interminables y transporte paralizado en media Cuba, el régimen sí tuvo gasolina para montar su teatro político. Miles de cubanos pasan trabajo a diario para llegar al trabajo o a la escuela, pero para los actos del Partido siempre aparece el combustible.
Una vez más, el gobierno demuestra que su prioridad no es el pueblo, sino la puesta en escena de su falsa unidad. Y aunque en los medios estatales se hable de “multitudes patrióticas”, las imágenes satelitales y los testimonios desde el suelo vuelven a desnudar la realidad: el pueblo cubano ya no cree en sus shows.