Una tragedia estremeció a Santiago de Cuba tras la muerte de Mario Leandro Duharte Cala, un joven de 32 años que fue apuñalado durante una pelea ocurrida en una fiesta callejera en la Calle 4 del reparto Chicharrones. El suceso, lejos de ser un simple altercado, parece tener raíces más profundas que se remontan a viejos conflictos personales.
Vecinos y allegados contaron que todo comenzó hace más de un año, cuando a Mario le robaron una bicicleta y una balita de gas, lo que generó una bronca que nunca se resolvió del todo. Según relató una fuente cercana al reportero local Yosmany Mayeta, el presunto ladrón había sido enviado por su familia a La Habana para evitar represalias, pero regresó hace poco a Santiago, y el destino quiso que ambos volvieran a cruzarse.
“Él llegó tomado, se encontró con el muchacho y ahí vino la pelea… le dieron dos puñaladas”, contó la fuente, dejando ver que el enfrentamiento fue inevitable.
Imágenes que circularon en redes sociales muestran la dramática escena en que Mario fue cargado entre varias personas, mientras un rastro de sangre marcaba el suelo. Fue trasladado de urgencia al hospital y ingresado en terapia intensiva, pero lamentablemente no logró sobrevivir.
Familiares del joven denuncian presuntas negligencias médicas durante su atención. Un allegado, bajo anonimato, aseguró que “quitaron el aire acondicionado en terapia y él empezó a empeorar. El aparato para respirar tenía moscas pegadas”, un testimonio que deja en evidencia el estado deplorable del sistema de salud cubano, donde los hospitales, sin recursos ni condiciones, se han convertido en trampas mortales para muchos pacientes.
El fallecimiento de Mario ocurrió la noche del jueves, y desde entonces su cuerpo está siendo velado en Santiago, acompañado por familiares, amigos y vecinos que no dan crédito a la pérdida.
Entre los mensajes más conmovedores publicados en redes, sobresale el de su hermana, Lilly Pérez, quien escribió: “Mi amado hermanito, me quedarán tus alegrías, tu sonrisa, nuestras locuras… Nunca imaginé sentir semejante dolor. Hasta pronto, mi amor, donde quiera que estés, te amo”.
Hasta el momento, las autoridades no han confirmado la identidad del agresor ni su arresto, aunque en barrios como Chicharrones la gente comenta que todos saben quién fue, pero nadie se atreve a hablar.