En Cuba, enfermarse se ha vuelto una ruleta rusa. Esta vez, el grito de una madre de Nueva Paz, en Mayabeque, ha sacudido las redes sociales: “Mi hijo necesita oxígeno y no hay”. Sus palabras, cargadas de impotencia y dolor, retratan una realidad que muchos cubanos viven cada día, donde la falta de medicamentos y equipos médicos puede costar vidas.
La denunciante es Elienay Suárez, una madre que no solo enfrenta la enfermedad de su hijo menor, sino también el dolor de tener a otro hijo preso: Maikiel Armando Peña Suárez, condenado por participar en las protestas del 11 de julio de 2021. Desde su perfil en Facebook, Elienay decidió alzar la voz y contar lo que está pasando en el Policlínico de Nueva Paz: un centro que, según sus palabras, ya no tiene ni oxígeno para atender a los pacientes.
En su publicación, compartida en el grupo REVOLICO NUEVA PAZ (Sin censura), relató que los médicos le indicaron aerosoles tres veces al día para su hijo, pero al llegar al policlínico, simplemente le dijeron que no había oxígeno. “¿Entonces qué? ¿Que se mueran los niños y todo el que llegue y necesite oxígeno?”, escribió, visiblemente indignada.
No era la primera vez que la madre se enfrentaba a esa realidad. En publicaciones anteriores, ya había denunciado la falta de recursos en el hospital de Güines, donde tuvo que llevar a su hijo con vómitos, fiebre y diarrea. “No había ni un termómetro para tomarle la temperatura”, contó. Y como si fuera poco, los baños del hospital estaban tupidos, los pasillos llenos de niños con bronquitis y sospechas de dengue, y los médicos… sin poder hacer nada.
Pese a todo, Elienay no culpa a los galenos, sino al sistema. “Los médicos de Cuba son héroes, trabajan sin nada”, escribió, dejando claro que el problema no está en quienes atienden, sino en quienes dirigen. Su frase final resume el drama de todo un país: “Si vas al policlínico y no llevas el medicamento, te mueres”.
Mientras tanto, la situación epidemiológica en la Isla sigue empeorando. En provincias como Matanzas, los brotes de dengue y chikungunya se multiplican, y las denuncias de escasez de medicamentos y falta de oxígeno comienzan a sonar con fuerza. Para muchos, esto recuerda lo vivido en 2021, cuando el colapso hospitalario por la falta de oxígeno durante la pandemia costó cientos de vidas.
Hoy, cuatro años después, la historia parece repetirse. Las autoridades siguen minimizando la gravedad de la crisis, mientras los cubanos, una vez más, deben enfrentarse solos a la enfermedad, sin recursos, sin esperanza y con la amarga sensación de que, en Cuba, sobrevivir es casi un acto de heroísmo.