La Embajada de Estados Unidos en Cuba salió al paso de los discursos oficiales y dejó claro que la isla puede comprar alimentos, medicinas y equipos médicos sin trabas legales desde Washington, desmontando la narrativa del régimen que culpa al “bloqueo” de la falta de insumos básicos.
Según el comunicado, las leyes estadounidenses permiten desde hace décadas exportaciones hacia Cuba, y las únicas restricciones aplican a transacciones vinculadas a entidades controladas por los servicios de seguridad cubanos, pero no impiden que la isla adquiera productos de terceros países. En otras palabras, el marco legal no bloquea la compra internacional de comida, medicinas ni equipamiento médico, como insiste el Gobierno cubano en su relato victimista.
La sede diplomática recalcó que “las restricciones a ciertas transacciones entre ciudadanos estadounidenses y entidades cubanas no prohíben la venta de productos extranjeros a Cuba a través de terceros países”. Además, calificó de “discursos falsos” los argumentos oficiales que responsabilizan a Estados Unidos del desabastecimiento sanitario.
En el comunicado también se apunta que, cuando diplomáticos y congresistas estadounidenses han ofrecido facilitar la adquisición de suministros médicos, La Habana ha rechazado la ayuda, prefiriendo mantener la narrativa de victimización ante la opinión pública.
Esta aclaración llega en medio de una grave crisis sanitaria y falta de medicamentos reportada por ciudadanos y profesionales de la salud en la isla, un terreno donde el régimen suele escudarse en el embargo para justificar su incapacidad de garantizar lo básico. La Embajada deja claro que, legalmente, no existen obstáculos para que Cuba compre estos productos en el mercado internacional, dejando en evidencia que la responsabilidad del desabastecimiento recae en la propia administración cubana.
Por su parte, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla sigue defendiendo la narrativa oficial y aseguró que el embargo provocó daños por 7.556 millones de dólares en 2024, estimando que, sin esa política, el PIB del país habría crecido un 9,2% el año pasado. Sin embargo, economistas independientes subrayan que la verdadera raíz de la crisis es la baja productividad, el déficit fiscal crónico, la falta de inversión extranjera y un modelo centralizado incapaz de generar divisas de manera sostenible.
A esto se suma la corrupción del régimen: una investigación reciente reveló que GAESA, el conglomerado militar cubano, acumula más de 18,000 millones de dólares mientras la población enfrenta escasez, un reflejo del desorden económico y moral que mantiene al país atrapado en la crisis.