Un incendio de grandes proporciones arrasó con parte de la Empresa Pesquera Industrial La Coloma, en Pinar del Río, considerada la joya estatal del negocio de la langosta en Cuba y una de las principales fuentes de divisas para el régimen.
El siniestro ocurrió en la madrugada de este sábado y mantuvo en jaque durante horas a las fuerzas del Cuerpo de Bomberos, que intentaron controlar las llamas en una instalación vital para la exportación de mariscos.
El fuego comenzó en el área de procesamiento de langosta, donde se concentran los equipos más modernos y costosos del complejo. Se trata de una planta crucial para la economía estatal, ya que cada año genera millones de dólares en exportaciones que terminan, como siempre, engrosando las arcas del gobierno, mientras el pueblo cubano sigue sin ver una libra de pescado en su mesa.
El director de la empresa, Yordan Nogueira Tapia, declaró a los medios oficialistas que la planta estaba paralizada en el momento del incendio, lo que, según él, evitó “mayores consecuencias”. También aseguró que no hubo pérdidas humanas ni riesgo de fuga de amoníaco, un dato que, aunque tranquilizador, no disimula el golpe económico que representa el siniestro.
Sin embargo, las imágenes difundidas en redes sociales muestran la magnitud real del desastre: estructuras calcinadas, humo por toda la zona y equipos destruidos. Los daños son tan severos que se teme que la producción de exportación quede paralizada por meses, afectando uno de los pocos sectores que todavía generaban ingresos frescos al régimen.
Mientras tanto, las autoridades investigan las causas del incendio, pero como suele ocurrir en Cuba, la información llega a cuentagotas y bajo el control del aparato propagandístico estatal. Nada se dice de posibles fallas eléctricas, falta de mantenimiento o negligencias, factores comunes en las empresas estatales sumidas en el abandono y la corrupción.
La Pesquera La Coloma ha sido durante décadas uno de los pilares del negocio exportador controlado por el Estado cubano, una empresa que produce para el exterior mientras en la isla la población apenas consigue algo de proteína para sobrevivir.