La historia se repite y parece que no hay freno a la vista. El peso cubano continúa perdiendo terreno frente al dólar y al euro, y todo apunta a que las dos divisas extranjeras más buscadas por los cubanos podrían cerrar el año en máximos históricos.
A falta de menos de tres meses para que termine 2025, el panorama económico pinta oscuro. El dólar se cotiza ya a 458 pesos cubanos (CUP), mientras el euro alcanza los 520 CUP, según las tasas del mercado informal que publica elTOQUE. Si miramos atrás, en julio los valores eran de 385 y 426 respectivamente. En solo tres meses, el salto supera el 20 % en ambos casos. Un golpe directo al bolsillo y otra muestra de que la moneda nacional sigue desplomándose sin que nadie logre detenerla.
Los analistas lo dicen sin rodeos: si esta tendencia sigue, el dólar podría rozar los 500 CUP y el euro alcanzar los 580 CUP para finales de año. Es decir, lo que hace poco parecía exagerado, hoy suena perfectamente posible. De hecho, una encuesta reciente de CiberCuba ya adelantaba ese pronóstico: la mayoría de los cubanos creen que el 2025 cerrará con ambas monedas por las nubes.
Si las proyecciones se cumplen, el peso cubano habrá perdido casi un 30 % de su valor en solo seis meses, algo que no se veía desde hace tres años. Pero esta caída no se explica solo por números: detrás hay un contexto de inflación descontrolada, escasez de divisas oficiales y una confianza cada vez menor en el gobierno de Miguel Díaz-Canel.
El mercado informal se ha convertido en el único termómetro real de la economía. En la práctica, es el que define los precios de casi todo: desde el pan y el transporte hasta los equipos electrónicos y los envíos de remesas. Mientras tanto, el gobierno sigue hablando de “ordenamiento” y “estabilización cambiaria”, pero sin mostrar resultados concretos.
A mediados de año, el primer ministro Manuel Marrero prometió crear un nuevo sistema para “gestionar y controlar la divisa”, dentro del programa de “corrección de distorsiones”. Pero, como tantas otras promesas, el plan parece haberse quedado durmiendo en un buró del Consejo de Ministros.
Los economistas independientes son claros: para revertir la situación se necesitan medidas profundas y urgentes, como frenar la impresión de dinero sin respaldo, atraer inversión extranjera real y abrir canales legales para comprar y vender divisas. Pero nada de eso parece estar en el horizonte inmediato.
La realidad es que el peso cubano se sigue hundiendo. Cada día vale menos, y cada subida del dólar o el euro se traduce en más pobreza, más frustración y menos poder adquisitivo para millones de familias que sobreviven con salarios en moneda nacional.
Si algo deja claro el panorama actual es que la economía cubana sigue dependiendo del mercado informal y de la esperanza de que “algo cambie”. Pero, por ahora, el único cambio que se ve es el del billete verde… cada vez más caro.