En medio de calles abarrotadas de basura y una crisis eléctrica que tiene a Cuba sumida en apagones de hasta 20 horas, los trabajadores de la Unión Eléctrica (UNE) recibieron un diploma del régimen por su “entrega y compromiso” en labores de limpieza en La Habana. La distorsión de prioridades no pasó desapercibida.
“Recibió hoy nuestra organización el reconocimiento por su entrega y compromiso en las labores de limpieza, higienización y embellecimiento del municipio capitalino Cerro a nombre de las máximas autoridades municipales”, publicó la UNE en X, acompañando la noticia con fotos de sus empleados removiendo escombros y lidiando con basureros en plena ciudad.
El contraste no podía ser más evidente: mientras la población sufre apagones interminables y colapsos en servicios básicos, los trabajadores que deberían mantener en funcionamiento el sistema eléctrico son movilizados para acciones de propaganda del régimen. Apenas unos días antes, fueron enviados a la Tribuna Antimperialista José Martí para participar en un acto de “solidaridad” con Palestina, mientras el país languidece en la oscuridad.
La indignación de los habaneros no se hizo esperar. “Lo que tienen que hacer es dirigirse a las termoeléctricas pa’ ver si se acaba el problema de los apagones”, comentó un padre de familia en redes. Otro usuario agregó con ironía: “Ya que se levantaron temprano, vayan a ver cómo generan electricidad, que tienen a Cuba oscura”.
La escena refleja con claridad la desconexión del régimen cubano con las necesidades reales de la población. Mientras las familias cubanas carecen de electricidad, agua, alimentos y medicinas, los recursos humanos y materiales se utilizan para sostener la agenda política del poder, dejando al descubierto la ineficiencia y las prioridades distorsionadas de un sistema que sigue colapsando bajo su propia ineficacia.