Un contenedor cargado con insumos médicos desde Suiza llegó este sábado al Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez de Matanzas, en medio de la grave crisis sanitaria que azota a la provincia y que el régimen intenta maquillar como si nada pasara.
En redes sociales, el propio hospital publicó con entusiasmo: “¡Contenedor solidario para Cuba desde Suiza! La ciudad yumurina recibe este sábado 11 de octubre un nuevo envío de insumos y equipamiento médico gracias a Medicubasuiza y Quisicuaba”. Una ayuda que, aunque bienvenida, deja en evidencia la dependencia total del sistema de salud cubano de la caridad extranjera.
El centro médico también “agradeció” el apoyo de los delegados del Poder Popular, quienes —según la versión oficial— participaron en el descargue del contenedor. Pero más allá de la propaganda, lo cierto es que los hospitales cubanos sobreviven gracias a donaciones internacionales, mientras el Estado sigue gastando millones en propaganda política y eventos ideológicos.
Esta donación llega justo cuando Matanzas vive una situación sanitaria límite, con hospitales colapsados, escasez de medicamentos y brotes de dengue y chikungunya que el gobierno intenta tapar con discursos vacíos.
Las autoridades del MINSAP reconocieron públicamente que “el dengue mata”, pero acto seguido aseguraron que no hay fallecidos por esa causa ni por chikungunya. Una contradicción que ya se ha vuelto costumbre dentro del discurso oficial, donde todo está “bajo control” aunque los hospitales estén desbordados y la población desesperada.
Mientras tanto, el régimen decidió movilizar a unos 2,500 estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas para intentar controlar los focos de arbovirosis. Jóvenes sin recursos ni equipos adecuados que, bajo el calor sofocante y las condiciones insalubres, cargan con una responsabilidad que le corresponde al propio Estado.
El ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, insistió en que no se han registrado muertes por estas enfermedades en la provincia. Sin embargo, médicos y vecinos reportan otro panorama muy distinto, con múltiples casos graves y fallecimientos no registrados oficialmente.
La realidad es que la situación sanitaria en Matanzas se les fue de las manos, y ni los discursos ni las publicaciones en Facebook logran esconder el desastre. Que un hospital tenga que depender de un contenedor donado desde Suiza para funcionar, lo dice todo: la “potencia médica” que tanto alardea el régimen se derrumba a pedazos, víctima de su propia desidia y corrupción.