El Ministerio del Interior (Minint) montó otro de sus acostumbrados shows en la provincia de Granma, esta vez en el poblado de La Nenita, municipio de Guisa. Según los medios oficialistas, el acto fue para devolverle más de 500 mil pesos a un ciudadano al que supuestamente se los habían robado. Pero más que un gesto de justicia, aquello pareció un teatrico de propaganda con guion incluido.
El episodio fue difundido por el perfil oficialista Entérate con Aytana Alama, uno de los voceros habituales del régimen, quien no perdió la oportunidad de alabar el suceso como si se tratara de una proeza. “Qué felicidad para el poblador de Guisa que recibió por estos días más de 500 mil pesos que le habían robado”, escribió el propagandista, acompañando su mensaje con fotos del “acto solemne”.
En las imágenes, se ve un grupo de vecinos reunidos junto a oficiales del Minint, observando la entrega del dinero como si fuera una ceremonia de Estado. Lo curioso es que nadie explicó cómo se resolvió el caso ni quién fue el responsable del robo. Lo importante no era la justicia, sino el mensaje: “El régimen cumple, el régimen resuelve”.
Esta escena refleja perfectamente cómo el castrismo intenta convertir lo ordinario en extraordinario, vendiendo como un gran logro lo que debería ser un simple deber de las autoridades. Resolver un robo no es heroísmo, es una obligación. Pero en la Cuba de hoy, cualquier cosa se usa para inflar el ego del sistema y distraer de los verdaderos problemas.
En redes sociales, muchos cubanos se burlaron del espectáculo. “¿De verdad hay que armar tanto show para devolverle su dinero a alguien? Por Dios…”, comentó una internauta. Otros fueron más directos, recordando que no todos los casos reciben el mismo trato. “Hace falta que vengan a Río Cauto a buscar las baterías que se robaron en el hospital”, ironizó otra usuaria, dejando claro que la justicia del régimen es más selectiva que efectiva.
También hubo quienes soltaron el típico sarcasmo criollo. “Eso me recuerda al refrán: ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón”, escribió un usuario, retratando el doble discurso del sistema: un gobierno corrupto celebrando su propia ‘eficiencia’.
Y es que esta no es la primera vez que el Minint organiza un acto de este tipo. Hace poco, en Villa Clara, la policía armó todo un mitin político para devolver una bicicleta y un teléfono, con banderas, consignas y discursos incluidos. Una escena digna de una comedia, si no fuera porque detrás hay un país lleno de delitos sin resolver y familias sin respuestas.
Mientras tanto, organizaciones independientes como Cubalex han denunciado que niños y adolescentes siguen siendo víctimas de detenciones arbitrarias, violencia policial y abandono institucional. Pero esos temas no salen en los perfiles de propaganda del régimen, porque no conviene mostrar el desastre real.
Y mientras la propaganda se desborda, el teatro continúa. El propio Díaz-Canel fue fotografiado barriendo hojas en el Palacio de la Revolución, un intento torpe de mostrarse “humilde”, mientras el pueblo pasa trabajo para conseguir un pedazo de pan o una medicina.
Incluso el reciente aniversario de los CDR se celebró con la presentación de una bicicleta llamada Patria, símbolo de “resistencia” según la prensa oficial. La ironía es que en el país donde moverse se ha vuelto un lujo, el gobierno celebra una bicicleta como si fuera un avance tecnológico.
Todo esto forma parte del mismo libreto: una maquinaria propagandística desesperada por maquillar la miseria con gestos vacíos, fotos posadas y actos públicos que nadie pidió. En Cuba, la justicia se representa, no se ejerce; y la revolución, más que un proyecto, ya parece un eterno espectáculo sin aplausos.