“¿Cuánto cuesta en Cuba el último iPhone?”, pregunta entre risas la influencer Flavia Blanco en un video que arrasó en redes. Con una sonrisa de oreja a oreja, la joven muestra su nuevo iPhone 17 Pro Max, asegurando que este “unboxing” es el más caro que ha hecho en toda su carrera.
En el clip, Flavia presume el dispositivo como si fuera un trofeo: 2,500 dólares le costó el gustazo. En su publicación de Instagram, la creadora de contenido lanzó la pregunta que ha encendido los comentarios: “¿Pagarías 2,500 USD por el último iPhone?”. A eso añadió un mensaje de agradecimiento a sus seguidores: “Gracias a Dios y a todos ustedes por hacer posible este sueño. Me siento como una niña con juguete nuevo”.
El modelo, explicó la influencer, tiene 512 GB de almacenamiento, SIM física y un elegante color azul intenso, detalles que lo colocan entre las versiones más exclusivas del teléfono. Según dice, no lo compró por lujo, sino como una inversión para mejorar la calidad de su contenido, aunque ya puso en venta sus dos celulares anteriores.
En las tiendas Apple de Estados Unidos, el mismo modelo cuesta 1,399 dólares, lo que significa que en la isla el precio sube un 79% más. Y no es de extrañar: en Cuba, donde no hay acceso a canales oficiales de venta y todo se mueve por intermediarios, los precios de los productos tecnológicos se disparan por culpa de la inflación, los impuestos y la falta de importaciones legales.
Los comentarios en redes fueron una mezcla de asombro, críticas y bromas con mucho sabor cubano. Algunos usuarios comentaron que con esa cantidad “le compro una nevera a la pura, lleno la casa de comida y todavía me sobra pa’ negociar”. Otros fueron más directos: “Pagaste dos veces el valor del teléfono, en Estados Unidos cuesta la mitad”. También hubo quienes aprovecharon para lanzar indirectas más sociales: “Con 2,500 dólares puedes resolverle la vida a alguien en Cuba… un celular no te va a dar de comer”.
Aun así, no faltaron quienes defendieron su decisión, argumentando que si puede permitírselo gracias a su trabajo como influencer, “que lo disfrute, porque cada quien invierte en lo que le da la gana”.
En una isla donde muchos sueñan con llenar la nevera o escapar del apagón, la compra de un iPhone de 2,500 dólares no pasa desapercibida. La pregunta que Flavia lanzó, sigue flotando en el aire: ¿tú pagarías semejante cifra por un teléfono en Cuba?